Con el coronavirus tomando fuerzas, y sin visos de que estará controlado en mes y medio, el tema de la masiva abstención electoral debe ser tratado con toda responsabilidad. Una notable ausencia de votantes en julio, en ningún caso serviría para declarar ilegitimas las elecciones.
La sola participación de un dominicano en el proceso lo convierte en un acto con apoyo constitucional. Toca a la Junta Central Electoral y a los partidos políticos pronunciarse, y no dejar pasar por debajo de la mesa este tema.
Es difícil que se pueda lograr una votación masiva. Aunque se abran los comercios y la industria, todavía estará de presente el miedo a la infección. Lo ideal sería que en este torneo cívico voten todos los millones registrados, pero podría no ser así.
Tiene que haber una resolución de la Junta Central Electoral, contando con el apoyo de todos los partidos políticos, donde se hable claro que una baja votación legitima el proceso, y por consiguiente las autoridades electas tienen toda la fuerza de ley.
Si se produce esa abstención que se ve a distancia, no sería por razones políticas o partidista, sino por el miedo. El coronavirus hasta el momento tiene al mundo al borde del desastre, con la economía paralizada y la ciencia sin encontrar una vacuna preventiva, y solo tratando los síntomas.
Los médicos no se encuentran en capacidad de garantizar al día de hoy que en mes y medio ya no habrá casos de afectados por el coronavirus. Es más, la cara visible para evitar el contagio serán las mascarillas y los guantes que se tendrán que utilizar por mucho tiempo.
En el momento actual es difícil poder hacer una evaluación objetiva de a quién puede favorecer la abstención. Lo cierto es que se necesita mucha logística para llevar a los seguidores a los colegios electorales. Ahí estará la clave del triunfo.
Hay que estar en capacidad de movilizar a millones llevándolos a las cercanías de los colegios electorales, esperarlos y retornarlos a sus casas. De hecho, todos los partidos tiene esos recursos logísticos y económicos para pelear de tú a tu el día de las elecciones.
En una masiva abstención, el triunfo lo obtendrá el que tenga más militantes, seguidores, simpatizantes e indiferentes que estén dispuestos a ser afectados por el coronavirus, para ejercer su derecho de escoger al próximo presidente dominicano.
Toca a la Junta aplicar prevenciones. Una baja votación, con una abstención masiva no ilegitima el proceso, sino que se debe ver como la voluntad férrea de los dominicanos que decidieron jugar a la vida o la muerte, para escoger al nuevo presidente, y a los diputados y senadores. Un puñado de votos, legaliza las elecciones. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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