Por Tito Hernández
Lo que habla bien de una persona, no es lo que diga de sí misma, sino lo que los demás dicen de ti, sobre todo, lo que dicen sus hechos.
Vivir una vida dilatada, sin una mancha en tu accionar, sin una falta, sin una tacha que se te pueda enrostrar, es más que un una vida ejemplar, es una vida a imitar y sobre todo a destacar.
Doña Rosa es esa persona de la que se puede hablar en esos términos y es esa persona de ese accionar.
Despedirla en silencio, como silencioso fue su accionar, sería cometer un error que las futuras generaciones, no nos van a perdonar
De trato amable, de espíritu noble, de accionar puro, de corazón sano, de profundos valores morales y religiosos, de un espíritu altruista, supo ganarse el cariño y respeto de todos.
Supo construir una familia ejemplar, con trabajo y tesón, con dedicación y abnegación, con mucho sacrificio, mientras su esposo se dedicaba a las labores profesionales y políticas en las que luego se destacó.
Como Primera Dama de la nación, le dio brillo y altura a su posición, como esposa fue una mujer íntegra, como madre fue una madre ejemplar, como ciudadana fue una mujer, humilde y sencilla, sin nada de que alardear.
Se nos ha ido una mujer buena, se nos ha ido una mujer sana, una mujer íntegra y honesta a carta cabal, sencilla y modesta, amable y afable, pero sobre todo, una mujer cristiana, de una profunda fe en Dios, con quién estoy seguro que se habrá de encontrar en el reino celestial, dónde habrá de descansar su alma en santa paz.
Doña Rosa fue una de esas heroínas que no usan capa, ni salen en las portadas de los periódicos, pero que con su vida ejemplar, nos dejan un legado de amor y de sacrificio, que la muerte ni el tiempo habrán nunca de borrar.
Descanse en Paz Doña Rosa, que su paso por la tierra dejó huellas que nunca se podrán borrar, váyase en Paz mujer buena y sana, madre y esposa sin igual, váyase tranquila que los ángeles del cielo la habrán de recibir con una orquesta celestial y con la gloria eterna la habrán de premiar por haber vivido una vida digna y ejemplar!.
(El autor fue ministro de Agricultura).
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