No soy partidaria de quienes ante un tema o enfermedad esparcen alarma en la población, pero si comulgo con acciones que demuestren prudencia al desenvolvernos en nuestro diario vivir.
Imágenes obtenidas a través de los medios de comunicación de masas, tradicionales y electrónicas, me indican que la población dominicana perdió el miedo ante el cuco coronavirus, como nos lo presentaron algunos facultativos y estudios de la salud humana, a su llegada.
En los barrios y provincias, la gente no está protegiéndose, vive la covidianidad con hábitos del pasado, incluso algunos viven como si tuvieran unas largas vacaciones. Las mascarillas y los guantes brillan por su ausencia.
El distanciamiento social, en filas y lugares donde se acude en busca de servicios o área laboral, ya no es tan estricto, no porque las autoridades no mantengan la insistencia para que se observe, sino porque la gente ya no la asume como en los inicios del virus.
Como si ya estas medidas no son parte del nuevo protocolo a exhibir. Nada más errado!. Si ese es el medio esencial para evitar contagio del coronavirus, la cosa está fea!
A medida que están inician las fases que permiten ir saliendo del confinamiento o distanciamiento social, en el que se supone debíamos estar resguardados en casa, como dicen todas, las campañas de prevención difundidas a nivel mundial, las personas se están acomodando a sus hábitos de relaciones interpersonales, utilizados antes de la existencia del COVID-19.
Mientras, este no ha dejado de ser: una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV), entre otras.
Es verdad que no debemos ser alarmistas, ni aceptar que es el cuco, pero recordemos que es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano.
Por tanto, ser prudente, mientras las sociedades médicas producen los insumos que nos libraran de él, es lo prudente. Cuidemos lo más valioso que poseemos, la vida. No solo la nuestra, también la de nuestras familias. Seamos sensatos, no es difícil hacer el esfuerzo.
Y sigamos esperanzados en que pronto pasará, No dejemos de creer. Dios es más fuerte que el mundo y él no nos dejará solo en esta batalla.
Él da luminiscencia a nuestros científicos y galenos para actuar!
La mejor y más eficiente farmacia está dentro de tu propio sistema, dijo el pensador Robert C. Peale.
De igual forma, Jeff Bezos, reconocido empresario, nos alienta a no estar en modo de supervivencia, sino en modo de crecimiento.
Considero grandes verdades dichas por dos personas que aunque disimiles, son sabias.
No descansemos las medidas de prevención, al tiempo que, asumimos esta nueva normalidad, ella nos constriñe a ser más responsables, sin entrar en paranoia.
Por el contrario, fortalezcamos las acciones que contribuyan a optimizar nuestra salud y la de nuestra familia. No es el cuco, pero hemos perdido demasiado con su llegada.
Hay que seguir contribuyendo a fortificar ese estado perfecto de bienestar físico, mental y social, llamado salud. Sigamos cuidándonos!
Hasta pronto.
santosemili@gmail.com
La autora reside en Santo Domingo, República Dominicana.
Es educadora, periodista, abogada y locutora.
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