En los últimos años, hemos sido impactados por los frecuentes accidentes de tránsito en diferentes vías terrestres dejando a su paso secuelas de ciudadanos fallecidos y heridos, debido al manejo temerario e imprudencia de los conductores de vehículos pesados o livianos.
Esas eventualidades colocan al país que en la posición número 5 a nivel mundial. En el terreno nacional, la tasa de muertes por esas contingencias es de 18.6 decesos por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con un censo de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) comentado por los medios de prensa.
Los lugares con más tragedias son las provincias Samaná, Monseñor Nouel, Santiago Rodríguez, Peravia y La Altagracia, donde perecen individuos a causa de colisiones, atropellamientos, aplastamientos o vuelco de vehículos.
La muestra más evidente fue el accidente en la Carretera Sánchez, en el sector de Quita Sueño, de Haina, San Cristóbal cuando el conductor de un camión cargado con cemento impactó a alta velocidad a un autobús del transporte público en momento que montaba un pasajero. Lo empujó hasta un precipicio y le cayó encima, aplastándolo con las personas a bordo. Al instante de escribir este artículo, ese percance dejó un saldo de 12 muertos y 17 heridos, dice el conteo preliminar de los organismos socorristas.
Horas posteriores se reportaron catastróficas colisiones vehiculares en San Pedro de Macorís, así como en avenidas Las Américas y Luperón en Santo Domingo con un resultado de muertes y lesionados.
En el transcurso del año 2023 los accidentes de tránsito han sido el foco de atención. Es una desgracia que viene ocurriendo con frecuencia en nuestras calles, avenidas y carreteras.
Llama la atención que en la Semana Santa y en el mes de diciembre, cuando se acerca el festejo de Navidad y el Año Nuevo, esos acontecimientos se incrementan. Al parecer, las gentes se pasan de contentas dando riendas sueltas a la ingesta descontrolada de bebidas alcohólicas y drogas, sustancias consideradas como partes de las causales de esos desenlaces fatales.
Las cifras de esas fatídicas contingencias son escalofriantes: El año 2022, para poner un ejemplo, un total de 2,921 personas perdieron la vida y la mayoría de las víctimas viajaban en motocicletas. Según detalló el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), el 14.85% de esas muertes corresponden a peatones; el 8.8% a automóviles; el 2.8%, vehículos de carga (camiones y patanas); el 2.1%, vehículos todo terreno, menos de un por ciento en autobuses y un 0.48 % en otros tipos de movilidad. El 57.17% de los que perecieron lo hicieron mientras viajaban en una motocicleta.
En el 2021, se registraron en República Dominicana más muertes por esas circunstancias que en el 2022, pues en esa primera ocasión se alcanzó una cifra de 2,967 fallecidos.
Lo cierto es que el país está repleto de conductores locos e irrespetuosos de las leyes, sujetos que realizan rebases temerarios a alta velocidad, se pasan la luz roja y estacionan los vehículos en lugares prohibidos. Y lo más preocupante es que muchos manejan sin licencia o la tienen vencida.
Son demonios sobre ruedas, detrás del volante, que promueven a diario tragedias viales y si resultan ilesos en los accidentes, se van a la fuga y si son detenidos, salen libres 24 horas después. A los pocos días, vuelven a lo mismo.
Llegó el momento de enfrentar a esas bestias criminales. Hay que actuar rápido para enfrentarlos y sacarlos de las calles. Una forma sería cancelarles las licencias de por vida y, en el caso de ser sorprendidos manejando otra vez, encerrarlos en una cárcel por varios años conforme a lo que establezcan las normativas legales.
Obvio, para solucionar el problema, los legisladores tendrían que revisar y endurecer algunos de los 360 artículos de la La ley 63-17, de Movilidad, Transporte Terrestre, Transito y Seguridad Vial.
Es una tarea que la sociedad reclama de todos los actores políticos y jurídicos en virtud de que está hastiada de tantos accidentes trágicos.
mvolquez@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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