Por Manuel Vólquez
Desde mi adolescencia he tenido la inquietud de saber cómo se origina la vida de todos los humanos, el viento, las plantas y los animales de todos los géneros que habitan el planeta Tierra.
Es la razón de pasarme más de cinco décadas indagando por la investigación científica, un tema que sirvió de motivación para mi tesis de grado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (1980) bajo el título: “El periodismo científico y medios de comunicación”.
El planeta Tierra tiene unos 4500 millones de años, pero se afirma que solo después de 4300 millones de años logró desarrollar las condiciones adecuadas para el surgimiento de la vida.
En lo particular, con el perdón de los cristianos y demás creyentes, no me convence la versión de la Biblia (texto que vivo analizando constantemente) respecto al origen del universo, específicamente de todo lo que existe en la Tierra.
El texto sagrado dice: “En el principio, Dios creó los cielos y la tierra”. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Él se valió de su fuerza activa-su espíritu santo- para hacer todo lo que forma el universo: galaxias, estrellas, planetas… (Génesis: 1,2).
Expresa que Dios moldea barro, dándole la forma de hombre y luego le da vida con su aliento. El texto del Génesis se refiere, también, al hombre naciendo del polvo y volviendo al polvo cuando muere, que se traduce del antiguo hebreo como barro o la tierra misma.
El asunto es que a partir de ese señalamiento bíblico, ningún hombre ha sido creado del barro sino a través de una relación sexual (¿….?).
Apunta la Biblia que Jehová (uno de los tantos nombres que le han puesto a un Ser llamado Dios) “no la creó (a la Tierra) sencillamente para nada, sino que la formó para que fuera habitada” (Isaías 45:18). “Él hizo nuestro planeta para que fuera un lugar cómodo y bonito, en el que los seres humanos siempre pudieran vivir” (Isaías 40:28 y 42:5).
Existe otro argumento que trata de explicar el origen del universo y el planeta que habitamos: la Teoría del Big Bang (la Gran Explosión en inglés), un concepto de mayor aceptación en la actualidad científica.
Su nombre proviene de la explicación que propone del inicio de todas las cosas: un estado originario de alta densidad y temperatura, concentrado en un punto mínimo. Sus enormes fuerzas interiores provocaron una gigantesca explosión que dio origen al universo, al tiempo y al espacio-tiempo.
Conforme a ese concepto, el universo se halla en una expansión constante, como han evidenciado numerosas observaciones astronómicas, que presentan evidencias de la explosión inicial que lo habría puesto en marcha, hace unos 13.800 millones de años. La expansión supuso un enfriamiento del universo. De esta manera fue posible el origen de la materia que luego se fue volviendo más compleja hasta formar todo lo que existe: primero nubes de gas caliente, luego estrellas y finalmente planetas y asteroides.
Las observaciones astronómicas realizadas a lo largo del siglo XX, han establecido que, a juzgar por la composición del espacio exterior y por las características de la luz que emiten los astros más lejanos, el Universo se halla en un proceso de expansión, es decir, las cosas se están alejando conforme a más y más espacio es creado.
El misterio del origen de la vida en la Tierra parece haber encontrado la respuesta en un nuevo estudio científico publicado en Actas de la Academia Nacional de Ciencias que asegura que la vida en nuestro planeta se produjo por una explosión química en un espacio tan pequeño como la gota de agua.
Este reciente descubrimiento fue realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Purdue, en Indiana, Estados Unidos. Según los especialistas, este evento provocó reacciones hasta un millón de veces más rápidas de lo normal, logrando las condiciones necesarias para la evolución de la vida. Entonces, la vida en la Tierra comenzó con un Big Bang químico en una gota de agua. Esta gota se encontró con la atmósfera, dándole lugar a diferentes reacciones muy veloces que facilitaron la formación de los componentes básicos de la vida.
La investigación científica determinó que las diferentes reacciones provocaron la formación de péptidos en el agua. Esta química acuática condujo al desarrollo de la vida en la Tierra, lo que implica un gran avance para el desarrollo de, por ejemplo, medicamentos contra enfermedades. Los péptidos son un tipo de molécula formadas por la unión de varios aminoácidos mediante enlaces. Al igual que las proteínas, están presentes en la naturaleza y son responsables de un gran número de funciones, muchas de las cuales todavía no se conocen
¿Cuál de las dos versiones es la correcta: la Biblia o la ciencia? Cada quien defiende sus argumentos. ¿Existe Dios o se trata de una figura divina subjetiva imaginaria que infunde temor, que nadie ha visto, asimilada por los creyentes, hace milenios?
Mientras, viviremos de generación en generación tratando de encontrar la verdad absoluta respecto al origen de nuestra existencia.
Me incluyo en el listado de los humanos que no están convencidos de los testimonios contenidos en las denominadas sagradas escrituras y busco en la ciencia esa verdad de nuestro origen.
Lo único real de esto es que nacimos de un polvo o un orgasmo y nos convertiremos en polvo cuando nos sepulten en lo más profundo de la Tierra.
mvolquez@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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