Los organismos rectores de la economía mundial vaticinan que después del coronavirus llegará una espantosa ola de desempleo y falta de seguridad para los proletarios de todo el mundo.
Esa pirámide comenzará con grandes consorcios que no han estado en capacidad de trabajar con la pandemia y se han desplomado. La falta de trabajo se traducirá en presiones sociales, y congelamiento del desarrollo.
Antes del coronavirus las evaluaciones de estos organismos era de que por la reingeniería de trabajo de las grandes empresas, se estaban perdiendo miles de empleos entre personal que se quedaba fuera de los márgenes de la tecnología.
Donde es más fácil conseguir trabajo sin tener cualidades técnicas o profesionales, la industria de la construcción y el área rural, la creciente automatización originaba olas de desempleo masivo, sin que a esos parados se les diera una nueva opción para conseguir un mínimo salario.
O sea, que la crisis económica para la clase media, la baja y el proletario han entrado en un momento de ruptura total, donde los planes de emergencia en las naciones desarrolladas, no pueden abarcar todas las necesidades.
Ya en Estados Unidos y Europa consorcios económicos e industriales que se consideraban sólidos y emblemáticos, han quebrado, lanzando a la calle a miles de trabajadores, que consideraban seguro el medio donde vendían su fuerza de producción. No hay una reorientación a la vista para tratar de crear nuevos empleos.
Son muy sombrías las evaluaciones que sobre la pérdida de los empleos hacen el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y los organismos especializados de las Naciones Unidas. Se necesitaría un plan de shock para dar un paso adelante. Pero esa acción no está a la vista.
Los Estados Unidos que cayó a nivel del suelo en la Gran Depresión, se levantó con la segunda guerra mundial y con el Plan Marshal se solidificaron, siendo los arquitectos de la reconstrucción europea. Hoy se está más cerca de una nueva gran depresión, que del plan Marshal.
A nivel de los países del tercer mundo, donde la mayoría de los empleos son inestables y sin seguridad, el coronavirus deja un panorama desalentador, y que a muchos hace temer por el futuro., Mayor carga social sin solución, es igual a violencia, pobladas y acciones desesperadas de mayorías irredentas.
Los dominicanos estamos en medio de este vendaval. Ya el sector empresarial dice que hay más de millón y medio de cesanteados, y que ahora que se trata de iniciar la actividad económica e industrial, más de un millón se quedará sin un empleo fijo.
Tiene que darse una amplia vía de comunicación entre el gobierno y los empresarios para tratar de pailar los estragos que ya deja el coronavirus en la sociedad dominicana. Por lo menos comenzar a trabajar para garantizar la salud, la educación y la comida de los pobres. Es el mejor camino para mantener la paz. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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