Las bandas de Haití fueron creadas y armadas por EE. UU., Israel y los paramilitares colombianos; y protegidas además por los gobiernos de Martelli, Jovenel Moïse y Ariel Henry (impuestos por el Departamento de Estado y por mafias empresariales haitianas); con la colaboración de ciertos enclaves dentro de servicios de inteligencia dominicanos, en todo lo que ha sido el paso soterrado de sus organizadores y de una parte de su logística por el territorio de este país.
De todo eso se infiere que quienes formaron de esa manera esas bandas, no necesitan invadir esa nación para desmantelarlas; mientras se nos quiere convencer de la justeza de una intervención militar imperialista para apoyar a Ariel Henry, cómplice de las mismas.
La intervención militar en Haití tiene, por tanto, otros propósitos: apoderarse más fácilmente del litio, titanio, tierras raras y uranio, e impedir que el pueblo decida su propio destino, ejerza su autodeterminación, logre la transición soberana hacia la democracia y pueda emprender imperiosos cambios sociales. A eso se agrega la importancia geoestratégica de Haití para EE. UU., dada su ubicación en el Caribe y su cercanía a Cuba.
Está claro, que por razones históricas relacionadas con la separación de Haití en 1844 y situaciones posteriores, la República Dominicana está imposibilitada de enviar tropas al país vecino, a no ser que se quiera meter en camisa de once varas.
Pero por presión del Comando Sur, que ya tiene control de la frontera dominico-haitiana, montado junto a la inteligencia israelí sobre la construcción del muro, se están preparando otras modalidades de participación dominicana en esa agresión injustificable; modalidades basadas en aceptar y habilitar el territorio para que sirva de base logística y aérea de paso suministros, aeropuerto, aduana, franja frontera (para eso la abrirán).
El propio Abinader, al darle un tono de guerra al conflicto del canal del Masacre, afirmó que más allá del tema canal, el país está ya preparado para apoyar desde aquí la “fuerza multinacional” destinada a invadir Haití.
Este gobierno está metiendo al país en una trampa explosiva, en un berenjenal incendiario que podría devenir en tragedia sangrienta.
Hay que detener con un mayor despliegue de la crítica veraz su ignorante prepotencia, movida por el servilismo al Norte Revuelto y Brutal.
Patria es humanidad, Haití es parte de la humanidad y no es posible hacer patria aplastando el sentido de humanidad para seguir masacrando a ese pueblo hermano.
narsoisa@gmail.com
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
Comentarios sobre post