A Pleno Sol
Las intervenciones militares son odiosas y lesionan el espíritu de libertad e independencia de los pueblos. Cuando tropas extranjeras desembarcan en un país, llevan en la punta de sus fusiles la violencia institucional, y las garras imperiales.
Los dominicanos conocemos en carne viva lo que es una intervención militar extranjera. Los españoles exterminaron a la raza indígena en el comienzo del encuentro de las dos culturas.
La haitiana fue una intervención que concluyó con la proclamación de una república libre e independiente. Es en base a la lucha contra la bota haitiana que surge el espíritu independentista y de libertad de Los Trinitarios.
Pero en etapas más modernas, hemos sido lacerados por dos groseras intervenciones de tropas norteamericanos. En ninguno de los casos se justificaba la acción armada yanqui. En el 1965 ahogaron con sangre el resurgir de la democracia y el retorno a la constitucionalidad
Hoy se habla de una intervención militar que muchos consideran necesaria para estabilizar la situación interna de Haití. Siempre las intervenciones son y serán odiosas. Los norteamericanos a principio del pasado siglo ya desembarcaron en Haití, y de ahí surgieron gobiernos de fuerza, hasta llegar a la dictadura de Francois Duvalier.
¿Qué beneficio dejó al pueblo haitiano la intervención norteamericana que comenzó el 28 de julio de 1918?. Ninguno. Los haitianos tienen que resolver sus problemas internos de acuerdo a sus posibilidades, sin necesidad de una acción militar foránea.
.La crisis haitiana de hoy es producto de una intervención militar casi reciente, la de los Cascos Azules de las Naciones Unidas, que duró alrededor de quince años y sus «éxitos» negativos fueron el desmantelamiento del ejército y la policía, y el forzamiento de mujeres haitianas y dar paso a lo que llaman «los bebés cascos azules».
Haití tiene que ser pacificado; tiene que ser llevado a respetar los tratados internacionales; tiene que controlar la migración masiva hacia República Dominicana; tiene que poner fin a las bandas, pero no con la intervención militar, sino con la acción decidida del pueblo.
Si el pueblo haitiano no puede reivindicar la libertad y el respeto a los derechos humanos con el accionar de sus ciudadanos, y para lograrlo se apoya en el bastón extranjero, mejor que se hunda en el infierno. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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