A Pleno Sol
La crisis social y el cerco de la marginalidad que da la falta de oportunidades, lleva a los dominicanos a vivir en la percepción de que estamos en una selva. La violencia hace tiempo que sustituyó el diálogo.
Se ve en las simples discusiones, donde se da preferencia al machete sobre el diálogo. En los barrios se vive la antesala del infierno donde nadie respeta a nadie. Falta de cultura, de educación y de responsabilidades sociales y personales.
Hay que manejar los niveles de la educación, formal y hogareña, para enseñar a las personas que no pueden violar los derechos del otro.
El respeto al derecho ajeno no solo es la paz, sino la garantía de que te respetarán los tuyos. Cuando se cae a vivir con el sonido de las balas o el filo del machete, el cementerio es un destino permanente.
Se habla de que hay un fracaso en la educación hogareña, pero la verdad es que en este siglo 21 los parámetros de la familia son distintos a los de 40 o 50 años atrás. Hoy no existe la familia tradicional como cuadro afectivo de conformación de un núcleo social.
Esa familia está dividida, en la mayoría de los casos toda la responsabilidad recae en la madre soltera. El padre es un perseguido judicial para obligarle a que pague la pensión a los hijos. Cuando deja a la mujer, el hombre se divorcia de los hijos.
Ese síndrome de violencia que se vive en las capas mayoritarias del país, hay que divisarlo también con los nuevos estancamientos sociales, que incluyen la violencia intrafamiliar y las madres adolescentes.
Cada día crece más el número de mujeres que son asesinadas por sus compañeros. Tiene que haber políticas sico-sociales muy profundas para poder corregir esta situación.
El cuadro más doloroso son las madres adolescentes. Regularmente están solteras, deben mantener a sus hijos con la ayuda de su familia, que en todo caso es su madre-abuela soltera.
Las niñas que salen embarazadas pierden de inmediato el derecho a la escuela. Son suspendidas, desde que le comienza a crecer la barriga. Sin estudios, esa adolescente es una carga social, que nunca se levantará del barro.
Hora es de pasar revista a las penalidades de una sociedad que vive en el abandono y el irrespeto. La culpa puede ser de todos, por acción u omisión. Lo importante es trabajar a tiempo completo para mejorar los niveles de vida, de conducta y de convivencia de los dominicanos. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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