A Pleno Sol
La simple o profunda sumatoria estadística, no es suficiente para tener una idea acabada de por donde transita la criminalidad. Las soluciones son múltiples en un país donde la exclusión es ley, y está al doblar de cada esquina el germen que origina el sicariato, la prostitución y el micro-tráfico de drogas.
El simple cuadro estadístico se puede levantar como una solución mágica, pero es golpeado cuando se comete el próximo acto de violencia. La sociedad siente que la violencia gana terreno. A pesar de que las ecuaciones numéricas digan que no.
La lucha contra la delincuencia callejera tiene que partir de realidades propias de la marginalidad dominicana, y no aplicar patrones que in-situ dieron resultados en otros países, incluyendo los Estados Unidos y Europa.
La disconformidad social no está hoy impregnada en las alternativas de la violencia, está más bien el deseo de conseguir recursos de sectores irredentos. Una pàrte considerable de la juventud hoy no es contestaría, ni rebelde, ni tiene esperanzas en el futuro.
Por consiguiente, para detener la violencia en todas sus manifestaciones hay que comenzar a trabajar desde hoy con la juventud. Las estadísticas si demuestren, en cuadros fríos y desnudos, que son adolescentes, o menores de 25 años, las prostitutas, los sicarios, los delincuentes.
Hay que laboral en esa brecha social que hace que se vaya a la calle a delinquir. Jóvenes que están en su mejor etapa productiva y donde se debería estar pleno de esperanzas.
Con simples acciones policiales y estadísticas debajo del brazo, no se va a detener la delincuencia en cualquiera de sus manifestaciones. Lo más que ocurriría es que en un intercambio de disparos, caigan las víctimas de ocasión, y sobre su sangre se levanten nuevos jefes de pandilla.
La sociedad está fallando cuando no ofrece oportunidades a los jóvenes que nacen en las zonas excluidas. No ven presente al frente, por consiguiente no tienen tiempo de pensar en el futuro.
Hay que trabajar con la integración social, mejorar los niveles educativos con un pensum donde se instruya sobre el respeto a los demás, y al sacrosanto derecho a la vida.
La solución a la delincuencia no es únicamente policial, sino también de corte social, con los uniformados integrados a su rol de auxiliares de la justicia. La enseñanza de la moral y cívica en las escuelas y los barrios, debe ir mezclada con los intercambios de disparos. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
Comentarios sobre post