Toa Baja, 27 mar (INS).- El Viacrucis del Migrante, a cargo del Comité Fratelli Tutti, trata de crear conciencia sobre la situación migratoria de los dominicanos y haitianos que intentan entrar en yolas a Puerto Rico.
El mar es un cementerio de miles de personas que han perdido la vida en esta travesía.
Con este propósito obispos, sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos y el pueblo de Dios provenientes de Puerto Rico, Haití y República Dominicana se unieron este domingo como un único cuerpo de Cristo para orar y caminar juntos por todos estos hermanos difuntos.
Por esto, la Capilla Nuestra Señora del Carmen de Palo Seco en Toa Baja estuvo abarrotada de gente desde muy temprano en la tarde.
Comenzó frente a la capilla con la bienvenida y la oración presidida por monseñor Roberto O. González Nieves, arzobispo de San Juan, quien estuvo acompañado por monseñor Jesús Castro Marte, obispo de la Diócesis de Nuestra Sra. de la Altagracia de Higüey, República Dominicana, y por monseñor Pierre-André Dumas, obispo de la Diócesis de Anse-à-Veau-Marigoâne en Haití.
Luego, comenzó la procesión encabezada por la Cruz, seguida por las banderas de la Ciudad del Vaticano, República Dominicana, Puerto Rico, Haití y Estados Unidos; después, el pueblo con fotos de los migrantes engullidos por el mar.
El Viacrucis fue rezado y cantado en creol y español, en tanto los presentes hicieron la travesía del mar caminando por la Avenida Manuel Enrique, justo a las orillas del Océano Atlántico, desde la Isla de San Juan hasta la Isla de Cabras, donde se hicieron tres de las 15 estaciones y la última fue la Resurrección del Señor.
Tras haber plantado las imágenes fotográficas en las arenas, se realizó el Acto de las Banderas Lloran. Los abanderados ingresaron al mar. Se rezaron diez peticiones. En cada momento, la bandera correspondiente se sumergía como un signo del dolor y las lagrimas de los ciudadanos de cada país y de sus migrantes, de la situación migratoria del mundo y la solidaridad de los presentes.
De este acto participaron monseñor Alberto A. Figueroa Morales, obispo de la Diócesis de Arecibo, y el P. Gerardo Ramírez Torres, vicario general de la Diócesis de Ponce.
Los obispos en sus oraciones y brevísimos discursos finales expresaron la unidad y la fraternidad eclesial. Con estos gestos resaltaron la unidad en sus referencias a Cuba, Venezuela y otros países de las Antillas; los cuales forman parte de la región caribeña del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
Monseñor Jesús Castro destacó las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia y la importancia de la presencia de la bandera vaticana como símbolo que representa a todos los bautizados en Cristo.
Monseñor Pierre Dumas comunicó la necesidad de ayudas que sufre el pueblo haitiano y resaltó que tras la muerte viene la Resurrección.
Monseñor Roberto González Nieves hizo un responso por el eterno descanso de todos los difuntos que han naufragado en el mar. Luego, invitó a los obispos presentes a impartir junto a él la bendición al pueblo de Dios.
El acto concluyó con los himnos nacionales de Puerto Rico, Haití, República Dominicana, Estados Unidos y del Vaticano.INS
ndc
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