El lobby en Washington a favor de Abinader y de la profundización de la recolonización de Quisqueya, fue muy productivo: llamada de Pompeo a Danilo ordenándole no repostularse, visita de Pompeo a la toma de posesión del presidente-empresario y limitaciones a las relaciones diplomáticas con China.
A continuación se produjo el “asalto consentido” del Comando Sur del Pentágono al proyectado mega-puerto de Manzanillo (planta y gasoducto incluido); previo desplazamiento de China de ese escenario estratégico, ubicado en el Monte Cristi fronterizo con Haití, de cara al Atlántico, apuntando contra Cuba y de frente a Venezuela.
Pero no solo eso, hay más: muchos préstamos amarrados a privatizaciones, muchos fideicomisos público-privados y muchas APPS; insistencia en un plan minero con alto protagonismo de Barrick Gold, Gold Quest, Uni Gold y Falcondo; mayores injerencias de la embajada gringa, descarado intervencionismo de la USAID en instituciones estatales, pacto militar con el Comando Sur, asalto empresarial al nuevo gobierno y neoliberalismo abundante y endurecido.
En ese contexto “curiosamente” creció –potenciada por los medios de comunicación de la oligarquía capitalista y la partidocracia variopinta- la nefasta fórmula del seudo-nazionalismo fascistoide contra Haití, junto a perversas exaltaciones de la alianza, “bondades” y amistad con el Coloso del Norte, y a su democracia secuestrada por elites capitalistas y el complejo militar-industrial financiero.
Tal fenómeno arropó el ejercicio de gobierno y poder, todo el sistema político y estatal, al extremo que la invasión en marcha contra nuestro país y la amenaza a su soberanía fue trasladada artificialmente al súper-empobrecido y colonizado Haití; con lo que se pretende liberar de culpas imperiales de la verdadera invasión a EE. UU., su Departamento de Estado, USAID, Pentágono, CIA, MAAG, DEA…
Entonces, la competencia en ese lodazal neofascista, llevó a Abinader a aprobar el muro fronterizo; situación aprovechada por EE. UU. e Israel para que su construcción y, sobre todo, para que el control militar de la frontera (donde abunda el titanio) quedaran en sus manos; usando como pantalla al Ministerio de Defensa local.
Bajo tales auspicios, la construcción del muro incluye agresiones a áreas protegidas, manglares, humedales… afectando la Laguna de Saladilla, poniendo en riesgo de muerte al río Masacre y quitándole 600 mil m2 al territorio nacional. Todo militarmente a nombre de la seguridad y la soberanía, y “curiosamente” dejando fuera del muro, en “tierra de nadie”, tierras titaníferas, ubicadas a significativa distancia de la concesión de exploración de titanio “Pepillo Salcedo” otorgada a Eliezer Lisboa Medina. ¡Y es bien sabido el amor que siente el Pentágono por el titanio!
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(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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