Santo Domingo, 5 ene (INS).- La próxima semana será repatriado el cadáver de la joven puertorriqueña Angerilis Marrero García, asesinada de numerosas cuchilladas el 31 de diciembre pasado en la República Dominicana por el criollo Luis Eduardo Terrero Gómez, con quien sostenía una relación sentimental.
Familiares de la víctima, que al momento de ocurrir el hecho estaba embarazada, informaron que ya pudieron obtener el acta de defunción para que la funeraria donde se encuentra el cuerpo pueda completar el expediente necesario que depositarán hoy ante la embajada norteamericana en Santo Domingo, que se encargará del proceso que rige en estos casos.
Explicaron que este viernes se marcharán nuevamente a Puerto Rico para seguir organizando el funeral de la joven de 27 años, que se realizará en un cementerio del municipio Río Grande.
“Nosotros tenemos allá un grupo que se llama Servicios Funerarios Católicos, que es una funeraria que se encarga de trabajar con los familiares, con el duelo, con los restos y de darle el protocolo que se requiere”, indicó la familia a la prensa local.
Angerilis Marrero García fue ultimada un día antes de su retorno a Orlando, Florida, en Estados Unidos, donde residía y desde dónde había arribado a República Dominicana, el 24 de diciembre, para pasar las festividades navideñas con Luis Eduardo Terrero y ambos anunciarle a su familia que esperaban un bebé.
Tras haberle propinado unas 80 puñaladas, el joven de 26 años le mostró por videollamada el cuerpo ensangrentado dentro de una bañera, a la madre de la víctima, Mildred Gracía, y confesó el hecho. El mismo día se entregó a las autoridades dominicanas.
La Oficina de Servicios de Atención Permanente del municipio Santo Domingo Este le impuso tres meses de prisión preventiva hasta que el Ministerio Público concluya las investigaciones y luego solicitar apertura de juicio penal.
LA CONMOCIÓN
“No hay nada que me dé para entender, lo que nosotros podemos decir es que quizás por celos o algún conflicto que ellos hayan tenido en el momento, pero para mí algo que puede ocasionar en una pareja algo así es celo, porque no entiendo otra cosa”, dijo ayer María García, tía de Angerilis, al afirmar que ninguno había notado que la pareja tuviera algún problema. Se conocieron por internet y tenía alrededor de un año de relación.
Desde que se supo del crimen, la prensa dominicana ha publicado reseñas de muchas personas conmovidas por la tragedia terrible que estremeció al sector Villa Carmen, en Santo Domingo Este, tras escuchar durante horas los gritos desesperados de la mujer boricua. Ese día, los vecinos vieron llegar fuerzas de la Policía Nacional y enterarse de que había sido asesinada.
Según narraron los residentes del lugar, próximo a las 7:30 de la mañana del último día de diciembre empezaron a escucharse los gritos desesperados de la joven que se perdían entre el alboroto de su verdugo, que elevaba su voz para, al parecer, confundir a la vecindad.
A pesar de que en el barrio no se la veía con frecuencia, debido a que residía en Puerto Rico, su país de origen, aquellos que hacen vida en el entorno aseguran que cuando Marrero García estaba allí limitaba su contacto con la comunidad.
Con aproximadamente siete meses de residencia en el Respaldo Villa Carmen, Terrero Gómez parece ser que no logró entablar una sana y cordial convivencia con sus vecinos, quienes aseguran que le reconocían más como una persona “extraña y agresiva”.
Según dijeron varios entrevistados al impreso dominicano Listín Diario, en el perímetro donde fue encontrado el cuerpo sin vida de la puertorriqueña, justo en la casa de su ex pareja, después de matarla, Terrero Gómez llamó a un colmado y pidió seis velones de distintos colores. Ese detalle fue confirmado por el mensajero del negocio que llevó el encargo a la vivienda.
Asimismo, afirmaron que el criollo era un hombre callado y que a lo largo de su permanencia en la vivienda se había visto involucrado en situaciones agresivas.
Pero aun así, algunos dicen que jamás esperaban que esa tragedia sangrienta pudiera haber sucedido, debido a que cuando la joven estaba en el país ambos eran vistos como “una pareja feliz”.
“Ese muchacho era un mal educado, él pasaba por ahí a cualquier hora y estuviera quien estuviera no saludaba, siempre con su cabeza abajo”, dijo Marcia Pérez, una vecina en la proximidad al hogar del victimario. INS
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