Varios autobuses llenos de inmigrantes fueron dejados a bordo de autobuses en Washington, Estados Unidos, frente a la residencia de la vicepresidenta Kamala Harris, un día antes de Navidad, con una temperatura de -7 grados Celsius.
Los primeros dos vehículos fueron llevados a refugios locales, según un funcionario del gobierno y luego llegaron más frente a la casa de la segunda Ejecutiva estadounidense.
Según un reporte de la desacreditada agencia noticiosa CNN, un equipo suyo vio cómo dejaban a los migrantes, algunos de los cuales vestían solo camisetas en medio del clima helado. Les dieron cobijas y los subieron a otro autobús que iba a una iglesia local.
La agencia informó que “Amy Fischer, voluntaria de Migrant Solidarity Mutual Aid Network, un grupo que ha recibido migrantes enviados a Washington desde la primavera, dijo que la organización estaba preparada para las llegadas. Autobuses llenos de inmigrantes han estado llegando a la ciudad semanalmente desde abril”.
Se desconoce quién es el responsable de enviar a los migrantes al Observatorio Naval, aunque CNN informó a principios de este año que el gobernador de Texas, Greg Abbott, envió autobuses con indocumentados al norte, incluso a un lugar fuera de la casa de Harris.
Greg Abbott es uno de tres gobernadores republicanos que se han atribuido el mérito de transportar este año en autobús o ubicarlos en un avión a los migrantes hacia el norte de Estados Unidos para protestar contra las políticas de inmigración del gobierno del presidente demócrata Joe Biden.
Leyendo entre línea y con mucha cautela la referida reseña noticiosa, llegamos a la conclusión de que se trata de una jugada política de los funcionarios estatales republicanos para hacer más difícil la gestión administrativa demócrata.
Es que la política tiene partes sucias que se aplican de manera implacables en momentos coyunturales, como el que están enfrentando los gobernantes occidentales y europeos frente a las entradas masivas de inmigrantes mundiales en situación migratoria irregular que buscan mejores condiciones de vida en otros países.
Estamos viendo una caótica globalización del éxodo muy recurrente de personas que huyen al hambre, la violencia, inseguridad y crisis alimentaria en sus pueblos de origen. Es la razón de la presencia acelerada de tantos inmigrantes latinoamericanos, africanos, caribeños, hacia destinos como Estados Unidos, Europa y otros.
Es un fenómeno social que no parará con el que las naciones ricas tendrán que lidiar. No bastarán las repatriaciones porque los inmigrantes indocumentados continuarán a entrar desafiando las peligrosas travesías aéreas, terrestres y marítimas en procura de mejores oportunidades.
En el caso de los haitianos indocumentados, países como Brasil, Chile, Bahamas, Guatemala, México, Costa Rica, han rechazado la presencia de esos extranjeros en sus territorios y los han deportado.
Las estadísticas indican que Estados Unidos es el país que lidera las repatriaciones de esos extranjeros que llegan por aire y mar a su territorio y que reciben asistencia de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Las cifras sobre los repatriados por Norteamérica en lo que transcurre el 2022 casi se equiparan al número del año pasado, cuando regresó hacia Haití a 14,934 personas, según datos de la OIM. A la fecha, la organización registra el retorno forzado desde Norteamérica de 21,303 haitianos hasta octubre del 2022.
La mayoría (89.75 %) de las repatriaciones ocurrieron en los primeros cinco meses, liderando enero (4,255) y mayo (4,655).
Esa entidad ha descrito en sus informes que entre los haitianos repatriados, hay niños no acompañados y separados, mujeres embarazadas y lactantes.
Es una situación que, por igual, afecta mucho a la República Dominicana motivado a la cercanía con Haití, una nación de 11.5 millones de habitantes que vive una crisis política, de violencia, alimentaria, de salud por el cólera e inseguridad por la proliferación de criminales bandas armadas incontrolables.
Hay que respaldar el reclamo de nuestro gobierno ante la ONU en el sentido de que no tenemos la solución a los problemas de ese sufrido pueblo, sin la participación de la indiferente comunidad internacional.
mvolquez@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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