Santo Domingo (República Dominicana).- Los escritores Julio Cuevas, Luesmil Castor y Alex Ferreras valoraron la calidad narrativa y poética del escritor Ángel Hernández Acosta y aseguraron que su obra se inscribe en el realismo social y en el estilo costumbrista dominicano.
Cuevas, Castor y Ferreras se refirieron a la obra de Hernández Acosta en un panel de manera presencial celebrado en la Sala Aída Cartagena Portalatín, de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña (BNPHU), y transmitido además a través la página de Facebook de la Biblioteca.
En sus palabras de bienvenida, el director de la BNPHU, el periodista y escritor Rafael Peralta Romero, destacó que la sociedad dominicana en su conjunto tiene el deber de colocar al escritor Hernández Acosta en el sitial que merece.
Peralta Romero entiende que en cuanto a la valoración de este escritor y poeta, hay que imitar a Neiba, municipio del que era oriundo Hernández Acosta, en el que fue erigida una estatua en su honor.
Al abordar la cuentística de Hernández Acosta, Alex Ferreras aseguró que la narrativa del escritor sureño «se inspira en la tradición del realismo social de la literatura dominicana de los años treinta, en la que se destaca la línea costumbrista».
Afirmó que con este escritor neibero emerge una nueva voz en la variante regional de la literatura dominicana.
«Hernández Acosta es uno de los primeros escritores de América Latina en cultivar un componente clave para la identidad cultural latinoamericana y caribeña como lo es lo real maravilloso, categoría literaria acuñada por Carpentier, autor de la conocida obra El reino de este mundo», manifestó Ferreras.
Por su parte, Julio Cuevas afirma que en la obra narrativa de Hernández Acosta persiste un sentimiento trágico frente a la vida, que será determinante en el grueso de su obra de imaginación creativa.
«Hernández Acosta echa mano al folclor, las costumbres, el habla, las tradiciones, las creencias y los prejuicios de su pueblo, pero, como narrador que se inscribe en la estética del regionalismo literario, no se interesa mucho por la verdad y la naturaleza humana en perspectiva que esas cosas encierran», dijo.
Aseguró que Hernández Acosta fue uno de esos escritores que, para la estructuración de su obra literaria, eligió la soledad como espacio de cultivo de su labor creativa.
Luesmil Castor se refirió a la calidad poética que atraviesa transversalmente toda la obra de Hernández Acosta, quien, para muchos, incorporó elementos del realismo mágico cuando publicó su primer libro de cuentos Coctel de Escenas (1948). Aseguró que Hernández Acosta estaba consciente de su rol como poeta, y de que la producción poética es un canto a lo eterno y perenne que habita en el ser humano.
La moderación del panel estuvo a cargo de Denis Mota, asesor de la BNPHU, y Nouel Florián, presidente de la Fundación Tierra Blanca, leyó la semblanza y algunos textos de Hernández Acosta.
Teresa Hernández, hija del escritor neibano, agradeció en nombre de toda la familia por la valoración de la obra a su progenitor, fallecido el 24 de noviembre del 1995.
Ángel Atila Hernández Acosta (Quinito) era oriundo de Duvergé y fue un hombre polifacético, de grandes dotes intelectuales, un referente obligado en todo el suroeste. Abogado de profesión, músico, político, escritor de cuentos, novelas y poemas, perteneciente a la llamada Generación del 48.
Para muchos de sus biógrafos y estudiosos, fue uno de los primeros cultivadores del realismo mágico, elemento que se revela en su primer libro de cuentos Coctel de Escenas (1948). En 1957 publicó su segundo libro de cuentos, Tierra Blanca, y completa la trilogía cuando, en 1972, da a conocer su tercer libro de cuentos Otra vez la noche.
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