San Cristóbal (República Dominicana).- Como parte de la muy arraigada expresión cultural y artística dominicana, los días 25, 26 y 27 de noviembre será celebrado el Festival de Atabales Sainaguá 2022, actividad donde se espera la participación de más de 30 grupos originarios autóctonos del país.
El tradicional evento, que se realiza en San Cristóbal y tienen alcance nacional, arriba ya a su versión número 31 y es considerado como el más grande en su categoría en la República Dominicana y, posiblemente, en el Caribe.
Organizado por la Fundación Sol Naciente de Sainaguá y la Fundación Cultural Cofradía, la jornada artística, que atrae asistentes con perfiles diversos de todas partes del país, tendrá lugar en la comunidad de Sainaguá, específicamente en el local de la Fundación Sol Naciente.
En el festival se presentarán conjuntos artísticos de esta provincia, al igual que grupos originarios como Los Guloyas de San Pedro de Macorís y el complejo musical de los Congos de Villa Mella, ambos patrimonios culturales inmateriales de la Humanidad, declarados por la UNESCO (el organismo de las Naciones Unidas para la Educación y la Cultura).
El presidente de la Fundación Sol Naciente, Nelson Rivera Portes, detalló que también participarán intérpretes de atabales de Barahona, San Juan, Elías Piña, Azua, Baní, Santiago, San Francisco de Macorís, así como de las localidades específicas de Navarrete, Capotillo, Nigua, entre otros.
El evento contará, asimismo, con exposiciones del arte culinario antiguo y tradicional de distintas localidades del país, entre ellas: muestras de hojaldra, casabe, masitas, pasteles, entre muchas otras que son verdaderas expresiones de la autenticidad y diversidad cultural expresadas en la gastronomía criolla.
De su lado, el cantautor y folklorista Roldán Mármol, presidente de la Fundación Cultural Cofradía, organización a cargo del montaje del evento, explicó que buscan acercar el festival a las nuevas generaciones.
Indicó que gran parte del talento de los jóvenes artistas surgidos de los barrios del país tiene mucho que ver con sus raíces africanas, expresadas desde sus genes, y que se relacionan con los ritmos interpretados en el evento.
“El Festival de Atabales de Sainaguá es un referente único, no solamente de San Cristóbal sino de la República Dominicana y, posiblemente, en la misma región entera del Caribe y Latinoamérica no exista uno que reúna la cantidad de grupos patrimoniales y originales como lo produce este festival”, destacó.
Roldán también explicó que esta celebración cultural se creó en la última mitad del siglo pasado y es la única en su clase que ha sobrevivido en la República Dominicana desde entonces, a pesar de que para la misma época surgieron muchos eventos, tales como muestras culturales, ferias, entre otros.
Saber un poco más
El 31º Festival de Atabales cuenta entre sus promotores con activistas comunitarios de larga data, originarios de Sainaguá, tales como: Andrés Portes, expresidente de la Fundación Sol Naciente; Elsa Ramona Portes Nina, la segunda mujer presidente de dicha organización social, cultural, deportiva y comunitaria; Minerva Portes Reyes (Magaly) y otros más.
Portes explicó que el primer Festival de Atabales lo celebraron en abril de 1975.
“La idea surgió porque la comunidad de Sainaguá ha sido muy inquieta desde el punto de vista cultural toda su vida y, fruto de ello, es una de las que tiene más profesionales como campo del área de San Cristóbal”, declaró Portes.
Indicó que por esa inquietud y dinamismo de la juventud de Sainaguá la comunidad hizo esfuerzos históricamente por elevar su conocimiento y actividad cultural y social en San Cristóbal, donde surgieron varios clubes culturales y recreativos.
“No es hasta 1975 cuando, después de que se funda el Club Sol Naciente, el 20 de septiembre de 1969 (dentro de los 12 años del presidente Joaquín Balaguer, en una época sumamente represiva en el país), surge esta organización como una forma de dar respuesta a la penetración cultural norteamericana y a todos los problemas que sufría la sociedad, producto de haber salido de la reciente guerra civil de 1965, que se dio con la intención de restaurar el gobierno constitucional del derrocado Juan Bosch”, precisó.
Agregó que entre los jóvenes clubistas de entonces, encabezados por Jorge Díaz Perdomo “Tito” (el primer presidente del Club Sol Naciente), se encontraron sus hermanos Luis Portes Pompiano, Daniel Enrique Portes Pompiano, así como Daniel Martínez, Plinio Bienvenido Martínez, Víctor Cabrera Portes, Mary Elena Cabrera Portes, Elsa Ramones Portes Nina, Aida Portes Victorino, Digna Portes Victorino, Mery Portes Victorino, Magalys Portes Reyes, Dolores Portes Reyes, la profesora Chichita Portes Bautista, Dolores Portes Bautista, Luisa, entre otros.
Fueron asesorados por el entonces gestor social Juan Julio Rodríguez, de la Oficina de Desarrollo de la Comunidad (ODC) de esa época, y aconsejados por el catedrático universitario y folklorista, Dagoberto Tejeda.
Este último les sugirió realizar una velación, como forma de atraer y motivar a las personas a apoyar el club. De este modo, realizaron el primero de muchos festivales de atabales, el que dedicaron en aquella ocasión a San Antonio, iniciando la celebración con el traslado a pie de su imagen hasta el local del Sol Naciente, levantado sobre un terreno donado a los jóvenes por el comunitario Fello Portes.
Andrés Portes expresó también que fue impresionante la gran cantidad de personas que se dieron cita a aquel primer festival y que, desde entonces, el movimiento creció, apoyado por grupos de atabales y culturales de todo el país.
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