«Estoy alineada a las leyes del universo, a la sabiduría, a la inmensidad…»
Un poeta «no tiene» que ser un comunicador…pero tiene que conectarse.
Un poeta no tiene nada que decir si primero no se lo dice así mismo…
«me mueven miles de ejes y me convierto en átomo, en brevedad»
¿qué es y para qué sirve un poeta? Si la pasada línea no les contesto esta pregunta, se la repito.
«!!me mueven miles de ejes y me convierto en átomo, en brevedad»!!
para eso es el poeta, para eso es la poesía, ¡para sacudirnos! ¡para recordarnos o intentar recordarnos ¿qué somos? Una brevedad que respira cada vez menos.
En este poemario «la mirada oculta de la primavera» Martina Soriano logra conectarse en múltiples ocasiones logrando «motivar» nuestros sentidos y «comunicando» a «esos miles de ejes» que nos componen.
«¡la fuerza que arrastra el viento me dobla! ¡me resisto a caer! Y me elevo más allá de las estrellas…»
solo los que hemos tenido la oportunidad de morir para contarlo entendemos ese camino a la elevación del alma, rondando las estrellas y de «esa» resistencia «a caer» a aferrarse a lo conocido ante la majestuosidad del misterio.
Que bien lo resume Martina en esas simples líneas que encierran toda una vida «! la fuerza que arrastra el viento me dobla!» ¡esa es la vida entera y sus constantes dramas, sus inquietas grietas y extraños caminos. Que nos doblan, más resistimos el embate.
«perennemente resurjo en la mirada de un niño»
«en una flor bienaventurada»
«en el olor de la primavera»
¿cuántas vidas vivimos aquí en esta dimensión terrena? ¿cuántas veces morimos para volver a resurgir?
Martina, sutilmente nos los dice «en una flor, en un olor, en un niño» todas esas cosas que para muchos ya pasan desapercibidas por verlas constantemente, repetidamente, insistentemente.
Para eso son los poetas, para recordarnos el olvido, para accionar esos ejes olvidados que mueven toda nuestra humanidad.
«en esta travesía me despojo de los miedos»
«el destino me obliga a continuar el viaje»
«con la mujer que soy»
Yo me siento muy honrado en haber sido llamado para ser parte de este encuentro. Martina ha motivado en mi todo lo que soy como humano. Ha coincidido con mis pensamientos dándome cierta esperanza en que todos esos sueños y dilemas no son solo míos sino parte de todos.
Despojarnos de los miedos es algo que se logra con el tiempo, con lo vivido. Y lograr alcanzar el razonamiento de que somos manejados por un destino inevitable es casi alcanzar la iluminación en un estado «masarico» atrapado y pesado ante una bola inmensa de tierra.
Continuar el viaje con lo que uno es sin remedio, sin pretensiones, sin búsquedas estériles, ni preguntas incontestables ya que las respuestas son muy altas para entenderlas en estas limitaciones humanas.
Con la mujer o el hombre que somos.
O como insiste en iluminarnos Martina cuando concluye en otra de sus intimas revelaciones de esta oculta mirada…
Y que ahora tocara a ustedes descubrir en sus páginas…
Voy de viaje, sin tiempo,
sin prisa. Eso lo sé de manera absoluta.
Solo intento no dejar de intentarlo.
Vivo cada día como si fuera el primero,
explorando mis mapas,
innovando mi historia,
inventando mis islas.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach).
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