La esperanza es lo que nunca debe decaer entre los dominicanos. El momento es difícil, pero siempre hay una luz al final del túnel. Tenemos fe en el futuro, aunque en esta pandemia no se sabe quiénes serán los sobrevivientes.
Todos los esfuerzos deben estar dirigidos a la lucha contra el coronavirus, pero sin dejar que decaiga y desaparezca una agenda general. El país tiene que jugar una doble partida; la lucha por la supervivencia, e ir preparando las bases de la normalidad.
Eso sí, que nadie piense que todo seguirá igual. Vienen cambios fundamentales y trascendentales para la sociedad dominicana. De esta crisis se va a dar un salto adelante, para bien o para mal. Esperamos que sea para el progreso y el desarrollo.
Hay que estructurar la política de pleno empleo. Hay ahora mismo más de 700 mil cesantes, que pueden llegar a ser desempleados, lo cual produce una inestabilidad en el mercado económico y social, Cuando llegue la estabilidad, a estas personas se les debe dar respuestas en lo que se refiere a mantener sus empleos.
Pero desde ya hay cientos de miles de pequeños negocios que no podrán seguir operando. Al momento las medidas de emergencia tienen a esos establecimientos cerrados ya por un mes, y no se sabe hasta cuándo seguirá esta situación.
Viene una necesaria reorientación económica y social. Hoy las principales compras son de alimentos, pero en el futuro habrá que ver cuales comercios puedan entrar de nuevo a la competencia. Se debe dar hoy y mañana todo el respaldo posible al sector agropecuario. Está dando la batalla en el abastecimiento de productos.
Hay grandes filas en los supermercados, pero se pueden adquirir todos los productos que desea el cliente. No hay ahora mismo vestigio de un desabastecimiento, y esa es una buena noticia. Los principales negocios mantienen sus precios estables, al igual que los almacenes que suministran a los colmados.
Hay que seguir luchando para que se mantengan los precios de los comestibles de primera necesidad. Que se sancione de forma ejemplar a los que se puedan dedicar a la usura y el aumento indiscriminado de precios que son considerados de primera necesidad.
Otro renglón donde hay que tener mucho cuidado es el hospitalario. Todos los servicios están dirigidos hoy a enfrentar el coronavirus, pero no se olviden del déficit tradicional de camas que hay en los centros públicos y en muchos privados.
Al finalizar la pandemia, hay que hacer una labor de reingeniería para adecuar las necesidades de esos hospitales que han servicio a plena capacidad para hacer frente a este virus. A pesar de todo, vamos a vencer el infortunio y volveremos a sonreír plenamente sin pensar en cuarentena y limitaciones sociales. Paciencia y espera, que veremos brillar la luz del sol. ¡Ay!, se me acabó la tinta..
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