Quizás, de todas las cualidades que gozamos los seres humanos sea la voz que «emitimos» la que nos define como «lo que somos»… Ni siquiera el rostro es tan poderoso como «esa» entonación única que destilamos cada uno de nosotros.
A medida que pasa el tiempo también cambia nuestra cara, pero la voz, quizás se distorsione un poco, se mantiene firme delatándonos y dando una real identidad de «quienes somos».
¿Quiénes somos? Si, ya lo he puesto en comillas dos veces, se me ocurre pensar que «esa voz» sea lo más original o lo que, en verdad, podríamos decir, «somos».
Dos preguntas inconclusas quedarían pendiente para todos aquellos que han tenido «experiencias de muerte». ¿Mantenemos el mismo rostro? ¿La misma voz? Solo afirman, aquellos sobrevivientes, que «hay seres de luz» y que la comunicación les llega vía «telepática». Aquí cabe otra pregunta, ¿se escucha «algo» esa comunicación? ¿Tienen sonidos internos o solo se «pegan» a la consciencia «de alguna forma»?
Mi curiosidad está basada en que, si lográsemos descubrir que la voz es exactamente la misma que usamos aquí, entonces podríamos afirmar que «la voz» es «la voz del alma». Que nuestro cuerpo y nuestra consciencia terrena son solo «instrumentos» desechables. Herramientas «construidas» para «habilitar» al alma y «apresarla» mientras se pasea por esta dimensión pesada.
Lo único de verdad que tenemos de lo que «realmente somos» es la voz, el resto es pura «pantalla»… Y pensar que hay tantas almas vanidosas por ahí. Cargadas de prendas y todo tipo de chucherías intentando «verse»… Más bellas…
Me he dedicado, últimamente, a guardar en mi celular los mensajes de voz que suelen dejarme los amigos. Ya me ha pasado en varias ocasiones que se me han muerto de repente y, aunque tengo muchas fotografías de ellos, he borrado todos aquellos mensajes.
He indagado en vano, buscando alguno que tenga tan siquiera una palabra y solo me queda, vagamente lejos, en algún punto de mi cerebro, ese eco de «esa voz» que alguna vez escuché. Parecería un recuerdo «telepático» que me llega, como a aquellos «reintegrados fallecidos» que tampoco saben explicar con certeza ¿cómo carajo le llegaba esa voz?.
También los he vuelto a escuchar en mis sueños, exactamente con la misma voz, es verdad que esto de vivir es un enredo de madre en donde de repente habla uno con los muertos y uno mismo no sabe si ya se murió o si al despertar está soñando otro «sueño»…
De todas maneras, la voz se mantiene intacta, aquí y allá. Le hablen con la boca o con la mente o como sea que le llegue «esa voz».
Guardo muchas grabaciones mías de diferentes actividades, entrevistas, caseras, eventos y ¡hasta cantando! Y debo reconocer que esta voz no es nada fina y si algo chillona. Si mi teoría de la «voz almática» es correcta, me jodí por el resto de mi vida… ¿! Vida!? Esa es otra definición a la que hay que dar cabeza. ¿Existe realmente la vida? Y si existe, ¿por qué se muere? Y si se muere, ¿entonces no es vida?. Esa se las dejo de tarea para otro latido pendiente…
Volviendo a las voces que nos rodean y que tanto nos joden, es menester, una vez, «entendido y aceptado», que la voz es la única cosa «real y pura» que sobrevive desde «el más allá», buscar esas voces «agradables» que de vez en cuando aparecen por ahí para arrimarnos a «un alma noble».
Esas mujeres u hombres gritones son un fastidio para el alma, como se dice en siderata, son almas en pena buscando a alguien a quien joderle la vida. ¡Sálgale huyendo sin pena ni gloria! Y búsquese a esa voz agradable, ya que es «un alma evolucionada» que de seguro le hará «la vida» (pendiente el tema) más llevadera.
Por último, y como yo sé que ustedes lo creen to! Incluyendo to las pendejadas que se me ocurren, trate de escuchar cantantes de voces melódicas y suaves y no estos nuevos y escandalosos muchachos que parecen voces del infierno. Mientras más suave le entre, ¡la voz mal pensados! Más cerca estará de la gloria eterna… ¡Salud!. Mínimo Caminero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach).
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