Por Rafael Méndez
Las más diversas opiniones y preguntas cayeron como lluvias por el título que publiqué en Facebook y que lleva el nombre de este artículo, en el que de manera sincera le imploraba al infinito «perdonadla, Señor, que no sabe lo que hizo».
Y escribí esa frase porque un medio escrito publicó, en tono de mofa, y con una evidente mala fe, pidiendo que dejen a la senadora de Bahoruco que disfrute sus «15 minutos de fama».
La famosa frase «15 minutos de fama» tiene una historia larga que varios autores y actores se atribuyen, pero que lo que se quiere establecer con ella es que muchos personajes logran una efímera fama por un hecho en el que irrumpen en la opinión pública.
Hechos que históricamente le han llamado «15 minutos de famas», aun cuando el acontecimiento no tenga ninguna significación, y mucho menos se proyecten que perduraría en el tiempo, y que lo más que podría llegar es a ser recordar como anécdota.
En el caso que nos ocupa, entiendo que la senadora Melania Salvador fue sorprendida por algún sabichoso que le motivó y entregó la pieza, aun cuando, yo estoy seguro, que de ese tema altamente especializado, la legisladora no tiene ni el más remoto conocimiento.
Finalmente, debo decir porque muchos me han pedido que explique de qué se trata de una pieza en cuestión, y debo decir que en un proyecto desfasado que de promulgarse estaría contraviniendo los más elementales principios de la libertad expresión y de pensamiento.
Y lo más pernicioso como derecho ciudadano es que establecería la censura previa, con lo que vulneraría el derecho a la información, situaciones juzgadas, previstas y salvaguardadas en la Constitución de la República, el Código Penal y la Ley que crea el Colegio Dominicano de Periodista, entre otras legislaciones y tratados internacionales de los que es signataria la República Dominicana.
(El autor es periodista y ex diputado).
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