El municipio de Tamayo es una de las cunas plataneras y de otros rubros agrícolas de la provincia Bahoruco, la que hoy ha escrito una de sus mejores páginas, consistente en la elección de Luis Monte de Oca (Milciadín) a la alcaldía de ese pujante municipio.
Sin dudas que Milciadín es un joven de compromiso, emprendedor y uno de sus más insignes y fieles defensores con que cuenta esta pobre comunidad entronizada en el suroeste de la República.
Milciadín ha alcanzado la alcaldía de allí completando así el anhelo y el sueño de la organización que preside, la Fundación Jóvenes de Tamayo (Funjota), la que desde su creación ha vendido acompañando el progreso y desarrollo de su pueblo, en la búsqueda de soluciones para sus munícipes.
Los muchachos de Funjota deben entender que el pueblo con su voto le ha dado la sagrada oportunidad para que desde la alcaldía de Tamayo continúen trillando la misma senda que con trabajo y esmero una vez abrieron, pero esta vez deben hacerlo de la mano con su pueblo, todos juntos empujando en una misma dirección, hasta echar andar el carro del progreso de esa pujante municipalidad.
El surco está abierto por la entrega, el arrojo y el altruismo de unos muchachos organizados en la Fundación Jóvenes de Tamayo y en otras instituciones las que, tomadas de las manos deben trabajar mancomunadamente.
Unos de los graves y grandes problemas que acusa Tamayo es el que tiene que ver con la salud, donde a veces familiares se ven obligados a trasladar a sus pacientes a centros asistenciales localizados en las afueras del municipio, porque los servicios que allí se ofrecen son precarios.
Niños, adultos mayores y mujeres en estado de embarazos en estas zonas de alta vulnerabilidad, son víctima de enfermedades, que los colocan en situaciones, a veces de muerte.
Milciadín, como nuevo alcalde debe y persona preocupada por el destino de su gente, deberá priorizar las principales demandas y necesidades del municipio, convirtiendo los sueños y la esperanza en realidades palpables.
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