«Verdad, la verdad… ¿pero qué verdad?. Pero… ¿qué verdad?» (extracto de la canción «Aire»).
La vida de Luis Eduardo Aute, podría parecernos de sueño. Artista plástico, cineasta, compositor y cantante exitoso. Casado por más de cuarenta años con la misma mujer (sé que hay mártires) lo cual le califica como un hombre «ecuánime y estable», aunque parezca «anormal» que un artista «sea normal» Aute fue, posiblemente, el mejor equilibrista de «los conductores suicidas» en referencia a su amigo Sabina.
Sin embargo, había «algo» en este hombre que aturdía sus sueños. Una búsqueda infinita a este misterio de la vida y la razón de sus propósitos. Nos lo grita; «Que no sé de dónde vengo, ni a donde voy», recordándonos a Rubén Darío; «…Y no saber a dónde vamos…ni de dónde venimos», y en otra nos lo dice sutil y hasta tragicómico; «pero quisiera saber qué sentido, tiene esta broma llamada existencia».
Escuchar la voz subliminal de Aute, sus arreglos musicales y la profundidad de sus canciones ha sido para mí un lujo, un manjar exquisito, una compañía que fortalece el alma del amigo alicaído, un sueño que provoca quemar las naves; «Hay que zarpar, para hacerse a la mar de los derroches. Y navegar, bajo estrellas inmunes a soroches. Sin naufragar, en las bajas mareas de las noches…de la vida». Nos invita a bañarnos de vida manteniendo la sensatez primordialmente y nos motiva a pensar; » Hay que soltar, cabos, lastres, amarras y ataúdes, que el dios azar, nos transporte a soñadas latitudes, para escapar, de las biblias, coranes y talmudes…».
La incertidumbre y el azar son un juego para Aute. Él sabía que moriría y se burlaba de ello; «que vivir es otra forma de estar muerto». Sin embargo, a lo que más le canto fue al amor. Pero no a ese amor de Corín Tellado sino a «ese» amor que trasciende la tierra; «Ay amor mío, que terriblemente absurdo es estar vivo, sin el alma de tu cuerpo sin tu latido»… «Yo pretendo lo inmortal, el espíritu que habita tu belleza más carnal, esa luz que resucita…».
Sumamente sensual, erótico, travieso. Aute es una mezcla de niño que mira al mar y adulto que le acompaña. Puede darnos «besos como balas» o simplemente, «dos o tres segundos de ternura». Presume que esta fuera de las banalidades del mundo cuando nos canta; «Me dice el corazón, que no soy de este planeta» ya que «entre morir o matar…prefiere amar» y lo reafirma más de cien veces; «que la única razón que aún asumo, es la improcedente sinrazón de amar y amar y solo amar…el resto es humo!».
Podría pasarme la noche entera hablando de este inmenso hombre que, por fin, ya develo sus dudas y hoy estará navegando en esas constelaciones a las que tanto canto. Sin dudas, habrá confirmado su creencia anticipada a los incrédulos que una vez dijo:
«Que defiendan la casualidad como principio frente a la causalidad de los azares; Que produzcan monstruos pertrechados de razones, que jamás admitan que la vida es sueño».
«No siempre hay un asesino Aute…algunas veces toca morir, lo que viene se va, como suele pasar el viento…el tiempo. No sé qué sentido tiene la vida. Ni que coincidencia separa el bien del mal no sé si este cuerpo que me encierra nace De algo más que un mineral. De lo que no tengo ninguna duda Es de que cometo el pecado original Cuando cada noche el cuerpo que me ofreces No es una estatua de sal Sino el paraíso terrenal….todo es mentira, todo es mentira menos tú!».
Aute, extrañamente días antes de tu partida, te había ascendido al primer lugar entre todos mis artistas preferidos. Entendí súbitamente que el maestro mayor eras tú. Aquel que no hacia grandes giras ni pomposos espectáculos. El que cantaba ligero y sin estridencias. Aquel que compartía sus creencias espirituales y terrenales con el desapego que las mismas enseñan.
Viviste Aute!! Y siempre soñaras cada vez más despierto. Hoy andarás, como buen pirata, sin Norte, sin Oeste y sin Este y extraviado del Sur.
Si Aute, también lo dijiste…como gira este mundo, de la luz a la sombra…de la sombra a la luz. Salud! Mínimo Caminero.
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