El 31 de diciembre de 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recibió reportes de presencia de neumonía, de origen desconocido, en la ciudad de Wuhan, en China. Las autoridades identificaron la causa como una nueva cepa de coronavirus.
El tema fue aprovechado por los enemigos de la República Popular China para desarrollar, en complicidad con diversos medios de comunicación occidentales y de otros destinos continentales, una campaña de desinformación y descrédito contra el régimen de Beijing, iniciativa cuya metal final era sacar provecho político y económico a una situación que muchos especialistas atribuyen a un accidente desde un laboratorio o que haya sido construido mediante ingeniería genética y luego liberado intencionalmente.
Naturalmente, el hecho como tal, ocurrió. Por descuido o intencional, pero sucedió y ya sabemos las consecuencias en el mundo de esa letal enfermedad.
Hay que asumir esa campaña caso como una estrategia de la geopolítica expansionista y de la guerra fría que desde hace años desarrollan las grandes potencias en su afán por dominar las naciones más débiles, como son las latinoamericanas y algunas ciudades europeas ricas en recursos naturales explorables y exportables.
Resulta que ahora, a propósito del conflicto bélico ruso-ucraniano, surge una denuncia similar emitida en esta ocasión por el Ministerio de Defensa de Rusia que acusa a Estados Unidos de desarrollar un laboratorio en el territorio de Ucrania con planes de supuestamente expandir un peligroso virus usando animales terrestres y aéreos.
El portavoz de ese ente militar, mayor general Ígor Konashénkov, manifestó que su país cuenta con información detallada sobre la implementación de parte del Pentágono en territorio ucraniano de un proyecto para estudiar la transferencia de patógenos a través de aves silvestres que migran entre Ucrania y Rusia y otros países vecinos.
“Según los documentos, en Ucrania en 2022 la parte estadounidense planeó realizar trabajos sobre patógenos de aves y murciélagos y reptiles con una transición adicional para estudiar la posibilidad de portar la peste porcina africana y el ántrax”, aseguró.
A continuación, para que tengamos una idea de lo que está sucediendo en el mundo y no manipulen nuestra conciencia, presentamos el contenido completo de esa información publicada el 10 de marzo de 2022 por algunas agencias internacionales de noticias:
El vocero del Ministerio de Defensa dijo que las pruebas evidencian que en los laboratorios biológicos creados y financiados en Ucrania se llevaron a cabo experimentos con muestras de coronavirus de murciélago.
Subrayó que el propósito de estos y otros estudios biológicos fue crear un mecanismo para la propagación encubierta de gérmenes mortales.
Konashénkov declaró que próximamente el Ministerio de Defensa ruso publicará un nuevo grupo de documentos recibidos de los empleados ucranianos de los laboratorios biológicos y se presentarán los resultados de su examen. Antes, la Cancillería rusa señaló que la información recuperada en instalaciones de Ucrania evidencian las denuncias rusas contra Estados Unidos por violaciones de la Convención para la Prohibición de las Armas Bacteriológicas y las Toxínicas.
El jefe de las Fuerzas de Defensa de Radiación, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, Ígor Kirílov, declaró que en Ucrania operaba una red de más de 30 laboratorios biológicos que trabajaban para la Agencia de Reducción de Amenazas, al servicio del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Informó que el 24 de febrero, con el inicio de la operación militar rusa, estos centros recibieron una orden del Ministerio de Salud de Ucrania para destruir completamente los bioagentes, reportó la agencia de noticias TASS.
Apuntó que la orden fue destruir de forma irreparable las colecciones, ya que es presumible que lo necesario para continuar con la implementación del programa biológico militar ya fue retirado del territorio ucraniano.
Amplió que entre las prioridades de estos laboratorios está el monitoreo de la situación biológica en las presumibles áreas de despliegue de contingentes militares de los estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Según el jefe militar, otra es la recolección y exportación a Estados Unidos de cepas de microorganismos peligrosos.
La tercera dirección de trabajo es la investigación sobre el estudio de posibles agentes de armas biológicas, específicas de la región, que tienen focos naturales y pueden transmitirse al hombre.
Detalló que según el análisis de las muestras destruidas, los biolaboratorios en la ciudad ucraniana de Lvov trabajaron con patógenos de la peste, el ántrax y la brucelosis, mientras los centros en Járkov y Poltava investigaban los patógenos de difteria, salmonelosis y disentería. (Ahí termina la cita).
Ahora vendrán los desmentidos desde el terreno estadounidense, mientras los rusos y aliados capitalizarán esa eventualidad para justificar sus errores al invadir a Ucrania en un afán por expandir el dominio en la Europa oriental, una región que a diferencia de su homóloga occidental (capitalista, alineada con Estados Unidos mediante la Organización del Tratado del Atlántico Norte) donde predomina el cristianismo ortodoxo y el uso de lenguas eslavas y donde además es notoria la escritura en alfabeto cirílico.
mvolquez@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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