Por Abril Peña
HOY mi padre cumple años y su regalo fue el siguiente: este fin de semana rodó como la pólvora un audio de un «profesional» de la salud donde describía el busto de mi padre que está en la Maternidad Dr. José Francisco Peña Gómez, en Esperanza como: negro, feo, que asusta, que impresiona por su fealdad, machista, que parece un galipote y que por esa razón se retiró del referido Centro Asistencial.
Es doloroso que precisamente para su cumpleaños número 85 y tras más de 20 años de su partida física, porque como estará aprendiendo el «buen» doctor es sólo eso: física; increíblemente y a pesar de los pesares para muchos, sigue vivito y coleando en el corazón de miles de dominicanos, pero, no puedo negar que por un lado me llenó de amargura.
Pensaba que el tema racial en este país ya no era tan enconado, pero que va, las expresiones del doctorcito muestran un problema social grave, 157 personas que no eran precisamente de su intimidad, habían en el grupo donde se expresó en esos términos tan desafortunados y la reacción fue silencio absoluto, lo que me hace preocuparme aún más porque: a eso hemos llegado?.
Tratará a otros negros de la misma manera?. En cualquier otro país una autoridad que se exprese en esos términos estuviese sumergido en el escarnio y la vergüenza, pero en el país donde el racismo no existe, más que en la cabeza de la generación de cristal y acomplejados como nos llaman, no pasa de ser una expresión que por la naturalidad con la que se dijo al parecer es muy normal.
Qué triste que mi hija tenga que repetir mi historia y la de mis hermanos y la de miles de dominicanos cuyo único pecado es ser negro, en un país de negros con tan poco amor propio que se creen blancos con perfil griego o ario.
Pero peor aún es que una comunidad ESCOJA votar por seres humanos que cuando hablan se nota lo poco que tienen dentro: NADA y eso se supone que es lo que les representa.
El busto estoy segura que será repuesto con bombos y platillos para evitar un posible ruido, y todo como siempre hacemos se barrerá bajo la alfombra, pero la amargura de sentir el racismo con la fuerza de un latigazo queda.
Qué triste que tras haber dado y sacrificado tanto todavía estemos en el mismo punto y que partidos políticos acepten en sus filas por votos fáciles semejantes COPIAS de seres humanos.
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