A Pleno Sol
El mensaje del Día de la Independencia del presidente Luis Abinader mueve al optimismo. Estamos en un momento de crisis profunda, en que la sociedad dominicana acaba de ser azotada por la pandemia, y ahora sufrirá los efectos colaterales de la guerra de Ucrania y Rusia.
Por demás están los viejos problemas insolubles que golpean a una sociedad donde la clase media se metió a proletaria, y el proletario a simple busca vida. Las posibles soluciones tienen que ser impuestas, de acuerdo a necesidades primarias y pensando en el día a día.
Sencillamente las alternativas a largo plazo, no dan resultados en lo inmediato. El futuro se comienza a escribir hoy, y si colapsan los que sientan las bases del porvenir, todo está perdido. El discurso del presidente Abinader abre brechas a la esperanza, y de que se continuará luchando por el desarrollo nacional.
La presente administración llegó en medio de una pandemia que cerró el comercio y la industria, y con un caótico proceso electoral. Ya no se puede mirar atrás, si se quiere avanzar en el desarrollo. Hay que enhebrar el futuro a pasos agigantados. Hay una sociedad que agoniza que necesita el elixir milagroso en el acto.
El presidente Abinader dio a conocer todo lo que realizó su gobierno en el pasado año, y esbozo lo que se impulsará en los doce meses por venir. Claro está, que un gobierno en solitario no puede echar adelante la maquinaria del desarrollo. Se hace necesaria la concertación con todas las fuerzas vivas nacionales.
En el papel luce difícil, un casi imposible, que se pueda dar integración de trabajo, un amplio consenso, con la campaña electoral ya en marcha. Los partidos políticos están buscando su posicionamiento, unos consiguiendo nuevos miembros y otros tratando de escoger sin traumas a su candidato o candidata presidencial.
En medio de la batahola partidista nadie piensa en concertación ni unidad. Lamentable, porque sin la integración de todos los sectores a un programa nacional de comunión de esfuerzos, no se podrá lograr el desarrollo.
Para este año todavía están inconclusos los programas atinentes a la educación, la salubridad, la seguridad y el pleno empleo. La educación tiene que ser remozada. A pesado por instantes difíciles, sin salidas a la mano, pero con miras al venidero año escolar se deben ampliar las proyecciones.
La escuela no es únicamente un espacio, donde se lleva a los muchachos a la tanda extendida, donde se les garantiza desde hospedaje hasta dos comidas bien condimentadas. No puede haber un aprendizaje provechoso y aceptable, donde se carece de libros de textos, y los profesores están bien pagados, pero muestran lagunas intelectuales. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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