El poemario Amor en tres tiempos contiene la misma sustancia activa de su autor, quien en estos versos se muestra en la plenitud de su autenticidad. Algún poema estará compuesto a partir de la lengua coloquial, otros llegan pletóricos de imágenes, que es el lenguaje de la poesía, pero siempre mostrarán a Juan TH con sus gustos y pasiones…y a veces sus tempestades.
Resulta contraproducente dictaminar temas para la poesía, como absurdo sería también la tentativa de exigir a una madre determinados caracteres, biológicos o síquicos, para la criatura que se germina en su vientre. El poema se gesta en la conciencia del poeta a partir de estímulos exteriores que los sentidos interiores transforman en materia artística. A la sensibilidad del poeta han de unirse el gusto por lo bello y el manejo adecuado de una herramienta fundamental: el idioma.
Juan TH ha afinado su sentido creativo para concebir una trilogía poética, compuesta en tres tiempos: Tiempo de amor, Tiempo de nostalgia y Tiempo de Tempestad. Puede asegurarse, sin embargo, que el asunto predominante en estos poemas es el amor, sobre todo el amor carnal, que se expresa con besos: “No te extrañes si de repente te robo un beso”. O también con abrazos y suspiros. El autor se vale de elementos de la naturaleza (lluvia, mar, viento, bosques…) para cantar a su amada: “Tu cuerpo compitiendo con la lluvia en el campo”.
A menudo, el amor origina dolor, cada cual buscará la cura que le depare su situación particular, ya lo dijo el filósofo Ortega: Cada uno y su circunstancia. Cuando se trata de un poeta, el dolor se canaliza a través de la poesía. En la poesía de Juan TH, la nostalgia, a contrapelo de lo que indica el Diccionario, es dolor de amor.
Por ejemplo: “Un puñal de mil filos de amor le rompió el corazón / Lo dejó hecho trizas en un desierto de lágrimas”. Paradoja, ¿verdad? Otro ejemplo: “El hombre enamorado miente sin saberlo”, afirma el poeta y ¿qué sabe nadie hasta donde creerle? Lo muy cierto es que esta poesía destila nostalgia.
Estos poemas no encubren nada de Juan TH. Transpiran su inocultable obsesión libertaria, su desenfado, su franca valoración de cantautores: Sabina, Serrat, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Víctor Manuel, Ana Belén y Mercedes Sosa. Pero, eso no es todo, ni puede serlo, nuestro autor ha bebido de fuentes de suprema trascendencia: Neruda, Miguel Hernández, Borges…y los grandes de aquí, por supuesto.
La lectura de este libro autoriza a colegir que Juan Taveras Hernández ha logrado la deseable madurez poética. Me complace invitar a su ojeada.
afaelperaltar@gmail.co
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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