Instruye al niño en su camino y aun cuando sea grande no se apartará de él, reza el proverbio 22. Ante esta afirmación, es preciso señalar, que la población dominicana es eminentemente joven, compuesta en más del 50%, por personas en edades comprendidas entre 0 a 34 años de edad, específicamente el 60.63%. Las que actualmente poseen una esperanza de vida de 77.15, en el caso de las mujeres y 71.81 para los hombres.
En el año que recién finalizó, de acuerdo a datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), el país tuvo una población compuesta por 10,535,535 habitantes, dominicanos-as, de los cuales, 5,275,893 (50.07%) son mujeres y 5,259,642 (el 49.9%) son hombres. Se espera que para el 2030 sea de 11,253,284. En los últimos 20 años, creció a un promedio de un 1.17% anual.
Ante esta realidad, se recuerda que, la República Dominicana aceptó en 2009, el compromiso de prohibir todo tipo de castigos corporales a menores de edad; acción que adoptó en 2011, al asumir la Hoja de Ruta Regional, que trata la Violencia hacia Niños, Niñas y Adolescentes.
Por lo que, es responsabilidad del Estado, mediante sus instituciones, salvaguardar la niñez, vigilar en la cotidianidad, con cautela, el cumplimiento y garantía de los derechos de esta población, tanto en el entorno familiar, en los servicios de cuidado alternativo, como en las guarderías. Verificando así, la observancia de la Ley 136-03 o Código para la Protección de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes. Solo con la protección del Estado los NNA alcanzarán desarrollo integral; físico y emocional; en fin, una vida sana, que expresa el interés Superior del Niño.
Ninguna acción que justifica y otorga el derecho a madres y padres a infligir en la crianza, castigos o violencia a sus hijos e hijas. La realidad nos presenta cifras avergonzantes. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), afirma que, el 67 % de los niños y niñas entre 2 y 14 años han experimentado alguna disciplina violenta; castigo físico agresión psicológica en el hogar y que el 8% de las madres y cuidadores pensaron que el castigo físico era necesario en la crianza. ¡Craso error!.
Estas creencias arraigadas en la violencia estructural, legada del patriarcado, solo aportan, atraso social y enfermedad mental. Los casos de violencia corporal, continúan en aumento, durante la pandemia, tanto en la población nacional como en la extranjera que reside en nuestro territorio. Algunos sumamente alarmantes, difundidos por redes sociales y noticiarios, confirman que los NNA continúan siendo víctimas de castigo y tortura, dentro del seno familiar.
Quizás la ansiedad que vivieron las madres y los padres durante el confinamiento; y viven en la actualidad, junto a frustraciones; carencias de todo tipo; falta de condiciones para recreación; el teletrabajo; uso excesivo de dispositivos electrónicos, ante el cierre de las escuelas y colegios, como medida de prevención ante la COVID-19. Así como, las clases virtuales y apertura del trabajo de las y los progenitoras-res en busca del sostenimiento familiar, sean las raíces que han generado violencia hacia la población menores de edad. ¡Sin embargo, ninguna de estas razones la justifica!
La crianza de hoy en día, de este Siglo de la Información, debe estar centrada en el amor y disciplina positiva, tal como plantea el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI). Sin castigo físico, ni trato humillante hacia niños, niñas y adolescentes. Más bien, amparada en el respeto, amor, tolerancia y comunicación efectiva. Por lo que, nuestra nación debería sancionar drásticamente, a quienes incurran en continuar exhibiendo una cultura de crianza basada en castigo, con la que, invisibilizan derechos de NNA.
Debemos como población unirnos para fortalecer el sistema nacional de protección de NNA, cumpliendo lo estipulado en la Constitución, demás leyes nacionales y normas internacionales que salvaguardan derechos humanos, como la Convención sobre los Derechos del Niño. De igual forma, instituciones como CONANI, Ministerio de Educación, Procuraduría General, Ministerio de Salud Pública, Senado de la República y Cámara de Diputados, entre otras, deben propiciar que se sancione el castigo corporal a NNA.
A nivel mundial existe preocupación ante esta problemática, así lo indican los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, órgano que llama a los países a desarrollar plenamente los planes de acción, para cambiar violencia por respeto a derechos. Recomienda protección a todos los niños, niñas y adolescentes frente a toda forma de castigo físico o corporal que afecte su dignidad e integridad física, psíquica, emocional o moral.
Asimismo, salvaguardar derechos de los NNA: a crecer, desarrollarse, ser educados en un ambiente sano y libre de cualquier forma de violencia; castigo corporal, trato cruel, inhumano o degradante, en aras de respetar su interés superior. Amigas, amigos, como decía el poeta Antonio Machado:» En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda y se gana lo que se da». Por eso, formemos a nuestros hijos e hijas con amor, tolerancia, paciencia, solidaridad y cooperación. Entendamos sus inquietudes, miedos, anhelos y procurémosle un presente y futuro lleno de bienestar físico y mental, que se traducirá en desarrollo social.
Hasta pronto.
santosemili@gmail.com
(La autora es educadora, periodista, abogada y locutora, residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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