Al parecer, el juego de niños en el que estamos inmersos con los norteamericanos desde hace ya muchos años, está adquiriendo visos de adulto.
Hemos estado en un corre y corre casi por un siglo en toda nuestra América Latina. El juego, maquiavélico, además, ha consistido en colocar en cada uno de nuestros países a sus «fichas ganadoras» o vasallos serviles. Esos «bobos» útiles que han sido capaces de vender hasta a su madre por una fama-fortuna perenne…como lo es todo.
Algunos hemos sentido vergüenza por estos actos bochornosos en el que los gringos nos han manipulado como niños. Y muchos de «esos» que han manifestado sus enojos han pagado con el descrédito, el olvido, la prisión y hasta la muerte.
Olvidamos tan rápido que basta con un plato caliente de comida y un traguito de ron «embachatado» para «no darle mente» a esa manipulación constante y abusiva que lesiona nuestros recursos y humilla nuestra dignidad…si es que nos queda alguna.
Solemos llamarnos dominicanos, argentinos, colombianos y otra docena más de gentilicios. Nos orgullecemos de nuestra cultura, nuestra música, comida y todas las particularidades que nos hacen «diferentes». Pero cuando intentamos caminar solos, sentimos esa mano en el hombro, de nuestro «hermano mayor del norte» que nos «ataja» y nos «muestra su camino».
El juego de la manipulación norteamericana es tan obvio que deberíamos de terminar de una vez y por todas con ese juego «nacionalista» con el que seguimos engañándonos todos. No hay Duarte, ni Martí, ni Bolívar que valga. Hemos manchado la memoria histórica de nuestros patricios.
No han oficializado las colonias porque no les es negocio.
Para esos vasallos regados entres espías de la CIA en todas nuestras administraciones gubernamentales y militares, la patria es un negocio compartido que les da migajas a sus necesidades particulares.
Cuando no encuentran socios que se presten a su juego, utilizan la propaganda e intentan hundir al país en la miseria provocando toda clase de escases y extorsión al que haga negocios con «esos niños malcriados».
Los utilizan como ejemplo de lo que «le podría suceder» al que se pase de la raya. Fabrican toda clase de calumnias para apresar y humillar a quienes se porten mal y cuentan con todo un entramado de propaganda y pruebas fabricadas que hasta las colocan en celulares y computadoras de las victimas señaladas.
Nuestro paso a la adultez debe estar claro en que esta y las demás potencias mundiales que hoy manipulan al mundo solo buscan sus intereses particulares por lo que debemos «negociar» en igualdad de conveniencia.
El fin debe ser la convivencia equitativa y justa. No podemos continuar con estas maquinaciones que sostienen el bienestar de unos a costa del malestar de otros.
Al terminar el régimen del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Los nuevos gobernadores de la «republica» han recibido la orden de terminar con la corrupción interna. Pero, independientemente que esa «orden» sea desde el exterior, debemos indagar más en el pasado y juzgar a todas las pasadas administraciones desde el año de 1930.
Aquí hay crímenes de sangre, no solo de robo y enriquecimiento ilícito. Son muchos los desaparecidos y torturados que deben ser resarcidos, incluso demandar al gobierno norteamericano por invadir nuestra patria e imponernos regímenes serviles a sus intereses.
Hemos sido saqueados descaradamente y debemos encontrar a los culpables externos e internos representados por todos los vasallos y traidores desde el régimen trujillista hasta este presente mismo, porque siguen mezclados entre nosotros.
Estos daños antiguos y presentes los vemos reflejados en cada techo de zinc o madera roída. En cada cama en donde la necesidad prostituye a las niñas.
Desde las mismas «entrañas del monstruo» emito estas críticas. La corona me da el privilegio para que muchos de ustedes «vean un ejemplo de libertad de expresión»…
Cada vez que me insinúan de por qué no me voy a vivir a Cuba o Venezuela, suelo responder lo mismo. «Estoy recuperando «algo» de lo robado y brindando luz ante tanta oscuridad».
Ni Cuba ni Venezuela nos han robado nada, están pagando el precio de rebelarse ante el saqueo y en consecuencia sus pueblos están pagando lo que debimos pagar todos los pueblos de América Latina si desde el principio nos hubiésemos unido en detener el descaro y el abuso.
Mientras no saquemos a todos esos vasallos y espías de las colonias disfrazados de empresarios, políticos, militares, entre otras mil formas. Seguiremos emigrando y uniéndonos a quienes nos hacen parecer mendigos siendo ricos. ¡Hoy no hay razones para brindar!. Mínimo Caminero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach).
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