A Pleno Sol
La Junta Central Electoral debe estudiar a fondo realizar una modernización del sistema de elecciones, que lo lleve al modernismo y pulcritud, que permitan garantizar unas elecciones libres y democráticas.
Desde luego que lo primero es que se mantenga la reciedumbre, la seriedad, la verticalidad, y el apartidismo de los jueces. No se olvide, que se llega a ser miembro de la JCE mediante las cuotas que se reparten los grupos mayoritarios.
Aún y con las simpatías partidarias intestinas, es posible hacer un buen trabajo, si prima, ante todo y sobre todo, la defensa de los valores democráticos, el respeto a las instituciones y que el compromiso no es con un líder de ocasión, sino con el presente y el futuro del pueblo dominicano.
En ocasiones anteriores, sufrimos con jueces de la Junta que parecían ser miembros de un partido político, mientras que otros se conformaban en ser simples marionetas, sin ideas propias ni cabeza para actuar. Las piernas se les ponían de gelatina, al tener que tomar decisiones trascendentales.
Tenemos la esperanza y la confianza, basados en su historial de vida, de que los magistrados de la Junta Central Electoral realicen un buen trabajo. Tienen muchos meses por delante para ponerse a trabajar, y lograr que en los venideros comicios prevalezca la democracia y la institucionalidad.
No se olviden las tormentas de los pasados comicios, tachonados por la pandemia; en medio de los intentos reeleccionistas; el querer modificar la constitución para fines personales, con denunciados intentos de fraude, que comenzaron desde las primarias de los partidos, y los inconvenientes para desarrollar un sistema seguro de escrutinio.
Hay dos puntos que me parecen vitales que la Junta Central Electoral ponga en su agenda de trabajo: la victoria electoral por simple mayoría, con la abolición del 50 más uno, y establecer el voto electrónico. Luego está la depuración del padrón, y verificar si hay militancia partidista activa entre los funcionarios medios y los encargados de los colegios.
El engorroso sistema de ganar por la mitad de los votos más uno no puede seguir. Obliga a que se realicen dos elecciones al hilo, donde para la segunda se dan alianzas mercuriales y vergonzosas, con tal de obtener la mayoría simple.
El mismo origen del cincuenta más uno es una afrenta al sistema democrático. Fue impuesto en época del doctor Joaquín Balaguer con el único y exclusivo propósito de impedir que el doctor José Francisco Peña Gómez ganara las elecciones. Hoy, por simple mayoría se tienen que decidir los comicios. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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