El Presidente Abinader ha sido la ficha escogida para impulsar y darle a una nueva modalidad de intervención militar de EE. UU. y Unión Europea-U.E. en Haití, el carácter de invasión militar “solicitada” por el “jefe de Estado” del país vecino, acompañado de sus colegas Panamá y Costa Rica.
El teatro ha sido bien montado, presentando el tema migratorio como supuesta “carga” para la parte dominicana y el dominio caotizante de bandas armadas haitianas como la otra gran bandera a enarbolar por Abinader y las huestes racistas anti-haitianas, para “justificar” la ocupación militar imperialista de Haití; calificándolo contradictoriamente como país inválido e incapaz y como “gran amenaza” para nuestro país y nuestra América.
Es difícil encontrar otro caso donde la cuestión migratoria entre países vecinos, víctimas del colonialismo, sea tratado de manera tan agresiva y soez; asumiendo un léxico insultante y ofensivo, estimulante de confrontaciones sangrientas dadas las graves heridas existentes, todavía abiertas y supurantes.
Ni siquiera los entreguistas gobernantes de la IV República de Venezuela osaron hacerlo frente a una migración a su territorio de 5 millones de colombianos.
Es que los globalizadores del gran capital y del coloniaje postmoderno, con sus “Súper Estados Canallas” promotores de supremacía blanca y gansterización de su sistema de dominación, son expertos en crear “Estados fallidos”; escenarios de pueblos empobrecidos, víctimas de grandes fechorías y saqueos imperiales, para presentarlos entonces como victimarios apestosos, en tanto una parte emigra para sobrevivir y otra delinque para consumir, siguiendo los patrones de las élites mafiosas a nivel mundial y local. Y Abinader no tiene el valor de ser un poquito diferente.
Definitivamente el caos en Haití es culpa de EE. UU, Unión Europea y mafias políticas y empresariales afines a sus intereses. Las bandas se formaron en convivencia con CIA, MINUSTAH, mercenarios colombianos y dos presidentes impuestos por EEUU: Martely y Moïse.
Pero obviando esa realidad The Washington Post proclamó que “oponerse a las intervenciones es ser cómplice del caos y el sufrimiento resultante”, el gobierno dominicano asemeja control migratorio a penalizaciones racistas contra estudiantes, parturientas, enfermos e indocumentados procedentes de Haití, y Abinader -actuando por encargo y violando su Constitución- llama teatralmente a auspiciar una intervención imperialista supuestamente “salvadora”.
Y si el Post habla de intervenciones y a la vez Abinader condena a Nicaragua, pacta con Comando Sur, anuncia entrega a IV Flota-USA del Puerto de Manzanillo, despliega hostilidad contra Venezuela bolivariana y Cuba, es legítimo sospechar se preparan otras diabluras para darle continuidad a las “Guerras de quinta generación” con que procuran desestabilizar esos países soberanos.
narsoisa@gmail.com|
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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