A rajatabla
Las bandas haitianas, que iniciaron como escuderos de partidos políticos y clanes empresariales, se erigen hoy en grupos armados independientes que controlan más del 60% del territorio y operan una floreciente industria del secuestro, narcotráfico y control de distribución de combustibles, entre otras actividades.
Gedeón Jean, director del Centro de Análisis e Investigación de Derechos Humanos, ha advertido que esas bandas procuran consolidar poder, convertidas en combinación de narco mexicano, pandillas centroamericanas y ex guerrillas colombianas. “Estamos asistiendo a la creación de un monstruo”, dijo a El País.
La suspensión del viaje que realizaría el presidente Luis Abinader al Reino Unido, donde participaría en una conferencia sobre cambio climático, está más que justificada ante el derrumbe de Haití y la amenaza que ese progresivo deterioro representa para Republica Dominicana.
Haití se ha convertido en capital mundial del secuestro, con promedio de ocho raptos por día, entre en que se incluye el de los 16 misioneros estadounidenses, un canadiense y un chofer haitiano, perpetrados por las bandas “G9 y Familia”, “400 vulgares” e “Izo cinco segundos”.
El abogado Jean dijo que esos grupos vandálicos constituyen el nuevo Estado haitiano que controla el comercio, transporte, los préstamos entre particulares y el sistema de justicia, pero lo más peligroso es que los jefes de esos grupos armados mercadean un discurso político en reclamo de justicia social.
A eso se debe que Banbecue, el líder de 400 Mawoso, exija la renuncia del primer ministro Henry Ariel, como condición para permitir la distribución de combustibles en las zonas controladas por su banda, o como Izo 5 Segonn, que promueve una canción con estribillos que culpan al gobierno por la carencia de hospitales, escuelas y por la creciente emigración.
La nueva realidad de Haití se sustenta en bandas armadas que replican a las que operan en México, a los Maras, de Centroamérica y a grupos de las ex guerrillas colombianas, en una mezcla de narcotráfico, secuestros, control territorial y planteamientos políticos y sociales.
Llama la atención que Estados Unidos mantiene en bajo perfil el expediente sobre los misioneros secuestrados, aun con la amenaza de sus captores de ejecutarlos si no se atiende a su exigencia de pagar un rescate de 17 millones de dólares, lo que hace pensar que Washington estaría barajando varias opciones, incluida la militar, o que no desea una confrontación mediática con una banda de narcos y secuestradores.
Lo que narró el abogado Gedeón Jean al corresponsal de El País en Puerto Príncipe, Jacobo García, sobre el poder económico, control territorial y social y disponibilidad de sofisticados armamentos que poseen más de 200 bandas armadas en Haití, es como para poner los pelos de punta.
El cuadro descrito plantea que Haití y no la reforma fiscal, ni la pandemia, se erige como el principal peligro para Republica Dominicana, en todos los órdenes, por lo que el presidente Abinader ha hecho bien en quedarse en casa para atender a sus cartones.
orion_mejia@hotmail.com
(El autor es abogado y periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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