Por Islandia Reynoso
Los sueños y las metas son tan persistentes como la misma salud, hambre o escasez de zapatos o vestidos, que en momentos determinados podemos sentir o necesitar.
Así son los sueños y metas nos enfocamos en llevarlo muy cerca y de mano hasta realizarlos y sentir esa gran emoción que siente cada periodista dominicano al concluir honradamente su licenciatura.
En las que enfrentan muchas frustraciones como hambre, caminatas, horas arduas de estudios, expuesto al sol, agua, sereno y al peligro de la inseguridad social.
Pero sin rendirse hasta llegar a la meta de esos sueños que la vocación impulsa a lograr para hacerlo diferente.
Pero al final no están presentes los privilegios que te sostengan, que te acojan de las manos y te acompañen a realizarte y formarte profesionalmente en lo ya merecido como corresponde, es lamentable que hasta los compañeros de lucha con o sin posición te posicionan como una competencia en la vida y en los medios y te niegan un saludo.
El dilema de la gran familia estudiantil donde solo quedan los recuerdos de cuando se llamaban hermanos de lucha, que luego se convierte en una disputa de quien llega primero, desvalorizan lo aprendido juntos, un oficio y surgen perjuicios de las faltas de los demás en vez de ayudar y corregir con amor y sabiduría, se cuestiona.
Qué irónico, si esto es entre hermanos de lucha qué harán los que ocupan los medios de comunicación, con este grupo de egresado sedientos de incorporarse a los medios de comunicación con las mejores intenciones, servir a la sociedad con vocación, profesión y entusiasmo.
Para vivir dignamente de una profesión que lamentablemente no le garantiza un espacio, menos un salario, a un egresado que soñó y lo pensó diferente a lo que está pasando.
Pues un grupo está ocupando el espacio y no hay cabida para más, se les olvida que no son eternos, que la vida es cambiante, que hoy estamos mañana no sabemos y es importante resaltar, que debemos dejar huellas a quienes nos valoran y nos admiran y esto lo hacemos dando oportunidades enseñando, corrigiendo y dejando buenos legado y de esta forma en un futuro alguien conservará tus ideales.
Los medios de comunicación son una elite muy seleccionada por relaciones, donde el conocimiento y el deseo de trabajar no interesa, lo importante allí es el nombre de la relación que recomienda, a la basura el conocimiento y el talento desoladamente es, lo que está y los nuevos profesionales batallan con esta y otras situaciones lastimosas que falsean la sociedad.
Son muchas las interrogantes que se presentan, los profesionales que ocupan los puestos en los medios visualizan los nuevos talentos como competencias, lamento expresar en la vida todo se está midiendo como una rivalidad de quién llega primero, quién está y quien manda y se les niegan a los egresados la orientación y las oportunidades de realizarse.
Es muy cruel escribirlo pero es más cruel cuando lo vive, cuando siente correr la sensación de la decepción y la frustración de un sueño que esperaste, que se convierte en pesadilla, donde los intentos de tocar puertas son fallidos, donde encuentras la realidad de que se vive mejor como nadie, que como profesional de la comunicación, porque no existen posibilidades de insertarse a los medios.
Como dice el dicho «nunca pierda la esperanza», en vez de persistir insiste y persiste como se llora de decepción, también se llora espontáneamente de alegría cuando samaritanos se detienen en tus caminos y te extienden la mano y colocan en las tuyas grandes oportunidades de éxito, corrección empatía dispuestos a enseñarte, corregirte y dirigirte.
Aunque la triste realidad de las relaciones que lo resumo en círculo familiar o de amigo, que termina con la decencia y el respecto a los demás, que está colapsando la sociedad, no desmayes, confía en el creador, se honrado y auténtico confía en tí e impúlsate con determinación y compromiso, a ser lo que soñaste.
(La autora es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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