Los dominicanos viven en una sociedad dividida, por prejuicios políticos, sociales, económicos, de casta y de marginalidad. En los grandes momentos, sean positivos o negativos, en el devenir del ser humano, todas las pequeñeces son tiradas a la basura y se busca la unidad nacional.
Ahora llegó el momento. No hay vuelta atrás ni tiempo que perder. Nos amenaza un monstruo devorador que puede acabar con la vida de cientos de personas y enfermar a otras. Para hacerle frente al coronavirus hay que forjar una gran unidad nacional.
Las divisiones que se cran los hombres, no tienen importancia para este virus. Lo mismo puede afectar a los ricos que a los pobres, a los analfabetos, que a los intelectuales, a los religiosos y a los ateos. Si no se logra un concepto de unidad nacional se estará perdido.
El país pasa por una crisis económica, una crisis política, una crisis social y ahora una crisis de salud. Momentáneamente hay que dejar atrás las individualidades, para pensar que si todos no estamos bailando el mismo son, este virus nos va a derrotar.
El gobierno tiene que ser el gran armador. El que logre aunar todas las voluntades. Los líderes políticos tienen que dejar en este momento las individualidades y comprender que hay un programa nación que se tiene que ejecutar.
Tengo miedo de este virus. Nos puede atacar a todos. Me siento impotente ante él. Millones de dominicanos piensan lo mismo. La respuesta y el aliciente tienen que venir de los que tienen hoy liderazgo. Los grandes dirigentes se forman en las desgracias, en los combates a punto de ser perdidos. Con el coronavirus todos tienen la oportunidad de demostrar su valía.
Hay sectores que hasta ahora tienen un papel tímido en este proceso, a pesar del gran valor moral y de normar conductas que tienen. Las iglesias de todas las denominaciones lucen apagadas. A ellas corresponde dar ánimo y valor ante la desgracia que ya comienza a caminar.
Que no se levante el fanatizado expediente de considerar que este es un castigo divino. Los dominicanos luchamos por ser mejores, por subsistir, por salir del sub-desarrollo que nos ata al pasado. No merecemos castigos, sino bendiciones para triunfar.
La unidad no es para que se tenga mano blanda ante el coronavirus, sino puño de hierro para implantar las medidas que sean necesarias. El medico tiene que dejar de pensar en lo mercurial, y ponerse el traje de protección para salvar al paciente.
La unidad ahora mismo es necesaria, no para ganar un cargo, no para ganar unas elecciones, no para ser designado en un empleo, sino para lograr salvar a todos los dominicanos que son amenazados por el coronavirus.Tenemos que tomar la lanza, para controlar y erradicar a la guadaña de la muerte. Si hay unidad las campañas no sonaran por nosotros. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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