La reunificación de la familia perredeísta es algo que en su momento deberá producirse en el país si se liman asperezas y se unifican voluntades entre los diferentes dirigentes seguidores del fenecido doctor José Francisco Peña Gómez.
No se entiende, ni se justifica la actitud del presidente del PRD, Miguel Vargas, quien en vez de propiciar un acercamiento político con el PRM con miras a una posible reunificación de la familia perredeísta trate por todos los medios de evitarlo.
Y lo peor del caso es que importantes dirigentes del PRD no se hayan pronunciado al respeto y dejen que Miguel Vargas decida por ellos llevando a la organización política al descalabro y falta de credibilidad en la que se encuentra hoy.
Miguel Vargas en vez de estar propiciando un acercamiento político con el PRM con miras a una posible reunificación de la familia perredeísta, lo que hace es todo lo contrario, pactar una alianza con el partido de gobierno pese a que eso le hace daño a la organización.
La familia perredeísta no debe seguir dispersa por acciones incorrectas de un hombre que en realidad no entiende que está trillando un mal camino al pretender seguir fomentando la absurda división entre perredeístas y perremeístas.
Ese acercamiento debe producirse indefectiblemente y los líderes de ambas organizaciones políticas son los más indicados a tomar la iniciativa de hacer viable esta inquietud que de seguro cuenta con la aceptación de la familia perredeísta.
No entiendo el por qué la cúpula del PRD prefiera una alianza política con su tradicional adversario, el PLD, que tratar de buscar de armonizar con el PRM una posible reunificación de la familia perredeísta que los lleve a la conquista del poder.
Eso carajo no es imposible si hay voluntad política y consenso entre las partes para un posible acercamiento entre la dispersa familia perredeísta. Adelante pues, mano a la obra.
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