En estas elecciones parece que los programas de gobierno son letra muerta. No le importan a nadie. Por lo menos eso es lo que se ve a estos momentos, cuando se evade la discusión de lo que es un compendio de realizaciones para los próximos cuatro años.
Lo que se ve son discursos que llevan promesas, pero que a leguas nadie cree. Da la visión de que son producciones sosas, vacías, sin importancia, para llenar espacios. Tampoco hay piezas oratorias donde se ponga al pueblo a vibrar cuando se habla de sus grandes problemas.
Para estas elecciones no se ven a mano los grandes debates. Lo más serán exposiciones separadas entre los tres principales candidatos. Sin enfrentamientos, cada aspirante ofrecerá una perorada hueca cuando le toque el debate.
El pueblo quiere respuestas claras a los graves problemas que aprietan a la sociedad dominicana. Hay que tener una agenda clara y efectiva de lo que se va a hacer para mejorar las condiciones de vida de la población, la creación de empleos, la ampliación de los programas sanitarios, el mejoramiento de las escuelas y una línea de soluciones a la violencia incontrolada.
Ninguno de los candidatos presenta un discurso claro y efectivo en torno al hambre, a la inseguridad, al abandono de los hospitales y esa tambaleante educación dominicana, que se encuentra paralizada. Cierto que hay tanda corrida y desayuno y almuerzo escolar, pero la disciplina no existe y la anarquía impera en las aulas.
Una cosa es el populismo de una campaña electoral, y otra las motivaciones de un programa de gobierno. Pienso que después de las elecciones municipales, los candidatos presidenciales se dedicaran a presentar su agenda de un futuro gobierno.
Pero lo cierto es que hoy las campañas electorales son manifestaciones publicitarias, clic en las redes sociales, minutos de exposición en la radio y la televisión y el titular de periódico. Encima de una yipeta se grita y se saluda, con miras a ganar la primera página de los periódicos.
Las campañas electorales son desborde de pasiones que llevan a un ganador a la presidencia de la república. Esas jornadas previas a las votaciones deben ser mantenidas dentro del ámbito del respeto mutuo. El respeto al derecho ajeno es la paz, dijo Benito Juárez.
Cuando arranque de lleno la campaña presidencial se debe levantar un lenguaje de paz y concertación. Hasta ahora se evitaron los choques violentos, y debe seguir así. Que cada quien tenga la oportunidad de externar sus ideas y buscar los votos. Pero nada de violencia. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
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