Desperté en un mundo raro. Todo a mi alrededor brillaba normal, el azul del cielo, las nubes blancas, el sol amarillo, la tierra marronegra, el verde de las hojas. Solo los humanos que circundaban ya no lo parecían…
Se dice que las vacunas están viciadas. Se fabrican de exóticos elementos que dejarían pasmada a Hermelinda Linda y sus famosos menjurjes.
Huevos de gallina o cultivos en células animales son los procesos más comunes en la producción final del producto que será inoculado a través de una vacuna.
El virus se inserta en estos y se reproduce. Luego se inactiva y se purifica el antígeno del mismo.
Pero existe una tercera tecnología en la fabricación de las vacunas llamada «tecnología recombinante» la que utiliza baculovirus que solo afecta a ¿»invertebrados»? y el ADN del virus «humanístico» produciendo una «síntesis» entre el mundo «animal y el mundo «humano» … la misma vaina.
Las vacunas contienen; albumina, que es una proteína producida en el hígado. ¿pero el hígado de quién? Del perro, gato, ratón, ¿conejo…humano?
Sacarosa; glucosa o azúcar de origen vegetal. Produce aceleramiento al sistema nervioso.
Glutamato; sal. Daña el sistema nervioso y sobre estimula a las neuronas llevándolas a un estado de agotamiento.
Glicina; un aminoácido que se extrae de animales. Produce discapacidad intelectual, convulsiones y dificultades respiratorias…
Gelatina; proteína rica en colágeno. Obtenida de tendones, huesos, y piel de animales mediante un proceso «acido». Produce alergias.
Lactosa; también de origen animal. Puede producir diarrea, gases e hinchazón.
También contienen mercurio o en su forma más amable llamada «metilmercurio», el cual dura hasta 27 años para que el cuerpo lo elimine. Produce daño en el sistema nervioso, digestivo, ojos, piel, pulmones, riñones…
Además, se utilizan en algunas vacunas cultivos celulares en fetos… hasta ahí voy a llegar…
No es nada para que usted o yo nos asombremos. En realidad, no las pasamos comiendo animales, «como animales», valga la redundancia, y entre estos nos tragamos todos esos «ingredientes» ya mencionados…de una forma más «apetitosa» … por eso duramos tan poco.
Volví a mirar a través de mi ventana y me pareció curioso ver que el gato y el perro del vecino miraran a este de forma maliciosa.
¡Los ojos, del vecino, estaban rojos como los de un conejo y sus orejas se habían reducido como las de un ratón!
Decidí levantarme de la cama y dar una vuelta por la cuadra del vecindario, no fuera ser que aun estuviera soñando. Con pánico, disimulado, observe como niños y adultos se comían el césped echado como cuadrúpedos.
Desde el interior de una casa, escuche la voz de una radio que anunciaba con fanfarria que, el mundo había vencido a la pandemia. Que ya se habían vacunado a todos los habitantes y que en el día de hoy se pondría la última vacuna.
Continúe mi camino algo angustiado por lo visto y aliviado por lo escuchado y a unos metros de mi casa veo una caravana de autos detenerse frente a esta. Policías, ambulancias, prensa y varias limosinas repletas de políticos buscando luces ante el acontecimiento.
Resulta que yo era el último a vacunar.
Me confundí entre la multitud que asediaba mi casa.
Todos los perros y gatos del vecindario llegaron también ladrando y maullando como locos a esta manada de conejos y ratones buscando inocularme con el virus y sus inciertos agregados.
Volví a despertar complacido de no ver mis ojos de conejo ni las orejas de ratón…y que todavía andan buscando al último vacunado… ¡SALUD!, Mínimo Caminero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach).
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