El doctor Bruno Rosario Candelier es un intelectual digno y competente que ha puesto sus inmensos conocimientos al servicio de la sociedad dominicana, tanto en las aulas universitarias como a través de instituciones de bien público, sobre todo el Ateneo Insular y la Academia Dominicana de la Lengua.
Su intenso trabajo como director de la Academia representa una marca difícil de igualar. Bajo la regencia de Rosario Candelier, la ADL ha alcanzado logros tan anhelados como la elaboración y publicación del Diccionario del español dominicano, al cual han seguido otras cuatro obras de igual naturaleza: Diccionario de mística, Diccionario de símbolos, Diccionario de refranes y Diccionario fraseológico.
Desde su creación, en 1927, la Academia Dominicana de la Lengua nunca tuvo completa la matrícula de integrantes que contempla su Estatuto. Solo bajo la dirección de Rosario Candelier, desde 2002, los miembros de número de la docta casa copan el alfabeto desde la A hasta la Z.
Tan ocupados como andamos -signo de los tiempos- en asuntos profesionales, políticos, familiares y de otros intereses, resultaría difícil encontrar otra persona de la valía intelectual de Rosario Candelier dispuesta a dedicarse a la Academia en la forma como lo ha hecho el filólogo mocano.
Sus 19 años como director de la Academia comienzan a generar escozor entre académicos. Se soslaya que es tradición en la entidad que los directores ocupen largos períodos y varios de ellos dejaron el puesto con el fallecimiento (cuatro de seis). El primero, Mons. Adolfo Alejandro Nouel (1927-37) permaneció 10 años, hasta el 25 de junio de 1937, al morir.
Le siguió Cayetano Armando Rodríguez (1937-40) quien solo duró tres años. Desconozco el motivo de la brevedad. Falleció en 1953. Es la excepción, pues Juan Tomás Mejía Soliere (1940-1961) estuvo 21 años y dejó el puesto con su muerte, el 24 de septiembre de 1961.
Carlos Federico Pérez ejerció la dirección de la Academia durante nueve años (1975-1984)…falleció el 25 de septiembre de 1984. En tanto, Mariano Lebrón Saviñón (1984-2002) se mantuvo dieciocho años. Falleció el 18 de octubre de 2014. Lo sucedió Bruno Rosario Candelier. Su permanencia no lo hace merecedor de los ataques desmedidos que zahieren la integridad de la Academia.
Creemos en la disensión, pero estamos seguros de que la diferencia de criterios, entre seres pensantes, no incluye la diatriba ni el irrespeto a las personas. Bruno Rosario Candelier es un hombre de bien que se ha distinguido por dedicar sus altos conocimientos en favor de la educación y el desarrollo intelectual del pueblo dominicano. Por ese y otros méritos merece el respeto de todos y todas.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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