El artículo de la semana pasada terminaba con una exhortación a los senadores a “escudriñar las escrituras”, en obvia referencia a nuestra historia, a fin de que puedan proponer acciones bien fundamentadas cuando éstas involucren a personas a las que se quiera honrar designando lugares públicos con sus nombres.
Lo mismo va para cuando la iniciativa conlleve despojar de su nombre una vía, plaza, edificio u otro sitio público. Fue doloroso enterarse de que un regidor quiso despojar del nombre Sabana Larga a una importante vía del ensanche Ozama. Se arriesgó al ridículo por desconocer el significado de una batalla (1856) por nuestra Independencia.
Resulta imprudente quitar su nombre a la avenida Charles Sumner y menos atinado para llamarla Rafael Corporán de los Santos, cuyos méritos para tal distinción son insuficientes. Suficientes sí han sido las opiniones de voces autorizadas para objetar la propuesta en ese sentido aprobada en primera lectura por el Senado.
A quien le parezca plausible la iniciativa del senador Franklin Romero, que la apoye, pero eso no quita que se recuerde el importante rol del senador Charles Sumner ante el intento de anexión de la Republica Dominicana a Estados Unidos, promovido en 1869 por el presidente Ulyses S. Grant con la complacencia de Buenaventura Báez, indigno gobernante dominicano.
El senador Sumner empleó su liderazgo y su prestigio para derrotar las pretensiones de Grant y la complacencia entreguista de Báez. Tras la abolición de la esclavitud, Sumner se tornó en uno de los senadores más respetados, y empleó esos méritos para sumar voluntades en favor de la preservación de nuestra soberanía.
Otra calle, Sumner Welles, genera comentarios de algunos despistados que consideran se trata de la misma persona de Charles Sumner. Hay que decir que la vía de Villa Juana recuerda al diplomático Benjamín Sumner Welles, quien estuvo en República por los años 20. Se le reconocen esfuerzos en las gestiones para el cese de la ocupación gringa de 1916-1924.
Sumner Welles vivió en nuestro país tras cumplir su misión diplomático, y como amigo del pueblo dominicano se hizo antitrujillista, lo cual ha sido reconocido por historiadores de la calidad de Roberto Cassá. Según leí en la Web, Benjamín era pariente de Charles Sumner y por admiración a éste se identificaba como Sumner Welles.
Hizo de República Dominicana su segunda patria, no solo para residir, sino para favorecer sus avances en la política y la economía. Contribuyó también a divulgar sus riquezas y bellezas naturales. Su experiencia aquí le permitió escribir el interesante libro “La viña de Naboth”, con episodios de nuestra historia.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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