Hoy, recordando el rol estelar de las mujeres dominicanas en la Revolución de Abril y la Guerra Patria del 1965, dedico estas líneas a sus presentes generaciones decididas a vencer el miedo y a derrotar a quienes se oponen a las “tres causales”, acusándolas pérfidamente de fomentar una supuesta “ideología de género”, enemiga de la vida humana.
La “ideología de género” no existe. Es un invento patriarcal para estigmatizar los movimientos feministas que luchan contra siglos de negación de derechos fundamentales.
La que sí existe y domina es la ideología patriarcal. Un sistema de ideas que le sirve de sustentación a la milenaria supremacía masculina, siempre adecuada al contexto particular de las diversas formaciones económico-sociales.
El patriarcado precede al capitalismo y ahora lo acompaña en sus tiempos de modernidad, post-modernidad y decadencia; resultando funcional al interés de la burguesía de maximizar ganancias y convertir todo en mercancía, incluso el cuerpo de la mujer.
Es una plataforma de conceptos que facilita la sobre-explotación de las mujeres y su subordinación a los hombres en relaciones de pareja, familia y sociedad.
Que estimula y sistematiza su maltrato bajo el criterio de considerarlas “propiedad” de los machos y “seres inferiores” al servicio de poderes masculinizados a cargo del gran capital, iglesias y Estado bajo, que las reducen a instrumentos de placer sexual, “amas de casa”, material de cocina, trabajadoras no remuneradas (en materia del cuido de hogares e hijos/as) o inferiormente remuneradas (en la generalidad de las asalariadas).
Esa plataforma nutre la discriminación que gravita sobre el componente femenino y, en consecuencia, genera también desigualdades, negación oportunidades, maltrato físico-psicológico, torturas, burlas, acoso, violaciones, golpizas y feminicidios; arguyendo siempre una diferencia natural que condena a las mujeres a la subordinación y la negación de los derechos como seres humanos.
La opresión patriarcal gravita en todas las edades y ámbitos sociales, y conlleva asignación forzada de roles sociales diferenciados, siempre en perjuicio de la población femenina; incluida doble y triple explotación, desconocimiento del trabajo doméstico como generador de riquezas y ganancias a favor del capital, mercantilización del cuerpo y escandalosas supremacías masculinas en todas las relaciones de poder.
La ideología patriarcal fomenta el odio a la homosexualidad, al lesbianismo y la transexualidad; odio permanentemente potenciado por fundamentalismos religiosos que niegan la libertad de opción sexual, aplastan derechos de la mujer y rechazan las tres causales.
narsoisa@gmail.com
(El autor es dirigente político residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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