A Pleno Sol
A pesar de que se anunció una valla fronteriza, todavía no hay una clara política en cuanto a las relaciones con Haití. Es hora de que las autoridades dominicanas tomen las medidas diplomáticas y ejecutivas, para que fije con claridad el tipo de relaciones que tiene que haber entre los dos países.
El tema de la migración ilegal tiene que ser tratado por igual con todos los extranjeros. No buscamos que se privilegie a unos ilegales y se favorezca a otros. El trato humano tiene que ser ejemplar. Los extranjeros no legalizados en el país tienen que permanecer de forma legal.
No se debe privilegiar ni a los venezolanos, ni a los chinos, ni a ninguna otra persona que esté en el país buscando mejores condiciones de vida. No es el color de la piel que se debe perseguir. Es respetar los tratados locales internacionales sobre la migración.
Con los haitianos hay particularidades que son atendibles. Es nuestro vecino país. Compartimos la isla. Por la frontera se da el mayor tránsito de ilegales, los cuales paulatinamente se diseminan en todo el territorio nacional.
La estadía permanente de los haitianos tiene que ser regularizada en el país. Tienen que tener cédula de identidad y pasaporte haitiano, permiso dominicano y contrato de trabajo. Se le tiene que dar un trato humano y nunca se les deben de violar sus derechos.
Es complejo el caso de la migración ilegal. Los haitianos encuentran trabajo tan pronto llegan al país en la agroindustria y la construcción. No se miente si se dice que la mano de obra no tecnificada en esos dos renglones descansa en los haitianos. A esos trabajadores de temporada se les debe proveer de carnet e identificación.
Tiene que haber cuotas para los trabajadores de la construcción y la agropecuaria. Con el correr de los años los haitianos no desplazan a los dominicanos de esos puestos de trabajo. El dominicano ha ido abandonando las tareas agrícolas y el poner blok.
Las razones están cifradas en la baja remuneración, un trabajo extenuante, no facilidades de seguro médico, y laborar jornadas sin horario, y salarios que no le dan para poder pagar una habitación, ni la comida diaria.
Pero, y es doloroso decirlo, los haitianos se ven en un paraíso cuando llegan a la República Dominicana. Encuentran trabajo, y de lo poco que ganan pueden auxiliar a sus familiares que residen en el hermano país. De ahí que se debe ver el lado humano de este problema, cuando se vaya a aplicar la ley.
Todos los dominicanos tienen que buscar solución a la migración ilegal. La principal responsabilidad es de las autoridades. Las resoluciones sobre migración se tienen que tomar con firmeza, sin que tiemble el pulso, pero con rostro humano, sin maltratos, sin vilipendiar los derechos humanos de ningún ciudadano. Hay que defender la territorialidad, sin atropellos. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana.
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