A Pleno Sol
Todos los estamentos del entramado social dominicano tendría que ser reconstruida o reinventado, cuando pase la actual pandemia. Nada volverá a ser igual. No podemos buscar la camisa que nos pusimos hace un año, y pensar que nos va a entallar igual.
Los cambios en las sociedades se dan a la fuerza o por impulso de acontecimiento imprevistos, son un parto, que puede hacer feliz a muchos pero que se puja con dolor. Es una ilusión, un espejismo, pensar que la simple apertura devolverá al país a como vivía en el 2020.
Hay que reinventar todo el accionar social y comercial, y aprestarse a dar pasos por tierra desconocida, aunque a primera vista se experimenten las mismas obligaciones, los mismos deberes, y la misma rutina.
Nada se mantiene estático. Se avanza o se retrocede. Con la pandemia de forma individual hay sensibles alteraciones en la vida diaria, mientras en el entorno social los cambios ya se están dando, tan imperceptibles que a muchos pasan desapercibidos.
La apertura es necesaria, pero no para ponerse los mismos zapatos. Ya se dan los vestigios de una sociedad con nuevo accionar, pero sin haber resuelto sus problemas económicos y sociales.
Las desigualdades y los ricos y los pobres van a continuar, pero cambiará la vida diaria de estas personas, estén arriba, abajo, o excluidos de los medios de producción. La pandemia va a sepultar normas de conducta ancestrales, y hay que estar abiertos a los cambios.
En el sistema educativo dominicano, es el momento de las transformaciones. No solo se debe seguir con la tiza y el pizarrón y maestros impartiendo una charla por 50 minutos frente a sus alumnos. Se habla de apertura de las escuelas, sin hacer las valoraciones de rigor.
Con el año escolar en marcha por los medios de comunicación, con la burocracia durmiendo, no tendría un peso específico y determinante que se abran las escuelas. Lo mejor es seguir impartiendo la docencia no presencial.
Este es un año escolar de transición. Lo que se debe buscar es poder orientar a los menores, y que sus padres comprendan las obligaciones que tienen para con la escuela. De poco va a servir que haya clases presenciales.
Es un año escolar de transición, porque la docencia que se está ofreciendo no garantiza el total aprendizaje de los muchachos. A lo más que se llega es a tratar de que mantengan el calor por la enseñanza, y no se desliguen de sus obligaciones.
Esto sí, desde ahora se tiene que comenzar a trabajar en organizar un año escolar 2022-2023 con metodología moderna, de acuerdo con las necesidades del país. Es una locura pensar que se podrá concluir el año escolar de modo efectivo porque se entregue de nuevo la tiza y el pizarrón a los profesores. Es hora de cambios para enfrentar el futuro. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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