Hay una mala palabra en estos días y es… virus. El solo hecho de mencionarla en medio de la situación de la pandemia nos da temor de que nos infecte.
Parece que los virus están en todas partes en nuestras vidas y más espeluznante: se parecen demasiado a los virus informáticos. O viceversa. Examinemos esta premisa.
E-PANDEMIA – los virus electrónicos experimentan evolución y selección natural, al igual que la vida basada en células, y todo rápidamente. En términos humanos, cuando dos virus infectan una célula pueden intercambiar material genético para crear nuevos virus «mixtos» con propiedades únicas. Por ejemplo, las cepas de gripe pueden surgir de esta manera.
Así sucede dentro de un entorno electrónico. Aunque la primera comunidad científica de inteligencia artificial mencionó la existencia de virus cibernético ya en 1949, las primeras manifestaciones reales de malware informático mostró su rostro con el virus «Creeper» en la década de 1970.
Se detectó por primera vez como un programa de auto-replicación experimental en los laboratorios de computación en una universidad. En 1982, un programa llamado «Elk Cloner» fue el primer virus de computadora personal. Luego, en 1988 un adolescente de noveno grado de Pensilvania, Richard Skrenta creó un pequeño programa de virus para computadoras de escritorio Apple. De ahí en adelante todo fue… bueno, otra palabra de cuidado: viral.
Muchos cibercriminales lo comenzaron a hacer por diversión, otros para dañar y hurtar enormes bases de datos.
ALOJAMIENTO – Un virus informático, también muy parecido a un virus de la gripe, está diseñado para propagarse de un anfitrión a otro y tiene la capacidad de replicarse en cada lugar. Del mismo modo, de la misma manera que los virus no pueden reproducirse sin una célula huésped, los virus informáticos no pueden reproducirse y propagarse sin programación, como un archivo o documento.
Se ha estimado que hay más de 380 billones de virus que habitan dentro del ser humano. Pero estos no son los peligrosos. Son como las que provocan la gripe o el resfriado común, o infecciones más siniestras como el Ébola o el dengue.
Igual, los virus digitales pueden disfrazarse como archivos adjuntos en, tarjetas de felicitación digitales o archivos de audio y video. Se propagan a través de descargas en Internet y también pueden estar ocultas en software pirateado.
MALIGNIDAD – Un virus puede dañar programas, eliminar archivos y formatear o borrar su disco duro y colapsar su sistema. Los piratas informáticos también pueden usar virus para acceder a su información personal, como números de tarjetas de crédito, información bancaria y números de la Seguridad Social. Su objetivo principal suele ser enviar publicidad no solicitada, o esira sus archivos.
VARIANTES – Vemos, entonces, cómo un virus informático se replica modificando otros programas e insertando su propio código, muy parecido a lo que ocurre en la anatomía humana. Como en el mundo real, en el ciberespacio existen variantes de estos virus. Los tipos «gusanos» se propagan de una computadora a otra, pero a diferencia de los virus, tienen la capacidad de viajar sin la ayuda de un huésped digital. Es un programa independiente o un fragmento de código. Por lo tanto, puede activar y causar ataques al sistema. Y luego está la variante «caballo troyano», que es un tipo de código software malicioso que parece legítimo pero que puede tomar el control de su computadora.
Curiosamente, los virus informáticos llevan el nombre de virus humanos y, del mismo modo, vienen en todo tipo y tamaño. Algunos tipos son virus «residentes» en lo más profundo de las operaciones de su sistema, hay virus «multi-personalidad» que se adaptan a cada aplicación, o un virus de «acción directa», que hace daño instantáneo. Otros son «secuestran» desde el navegador que usamos todos los días, y, hay otros que se sobre-imponen a un programa y hasta algunos que infectan silenciosamente los archivos de la máquina, otros peores, infectan toda una red de usuarios.
CUIDADO – Del mismo modo que los virus infectan a los seres humanos por contagio aéreo, las redes WiFi pueden contaminar las computadoras. Durante los últimos años, los investigadores de ciberseguridad detectaron malware en los enrutadores. Un ejemplo notable es el troyano «Switcher», de 2016 y que secuestró dispositivos Android. Y sí, los teléfonos móviles también pueden enfermarse gravemente. Los signos de la gripe en su móvil incluyen que tarda demasiado en bajar un archivo, que la batería se agota muy rápidamente, la abundancia de anuncios pop up, o la presencia de aplicaciones que no recuerda haber solicitado.
Otro punto de entrada son los correos electrónicos. Los archivos infectados por virus pueden adjuntarse accidental o intencionalmente a un mensaje. Estos recopilan direcciones y adjuntan copias de sí mismos a otro correo electrónico.
Finalmente, como existen vacunas para la infección por virus humanos, existen productos antivirales para enfermedades informáticas. Pero cuidado, tal como si fuera ciencia ficción los virus electrónicos también pueden infectar a humanos.
En 2010, un científico británico, Mark Gasson, afirmó ser el primer ser infectado por un virus informático. Ocurrió cuando le insertaron un chipen la mano que contenía un virus digital. Pero esa es otra historia por otro día.
cccrafael@gmail.com
(El autor es periodista, profesor de narrativa digital y mentor universitario residente en Puerto Rico).
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