Por Carlos Iaquinandi Castro
Redacción (SERPAL).- César Isella falleció el jueves pasado a los 82 años dejando el legado de sus creaciones.
Su proyección como compositor y cantor de música folklórica latinoamericana trascendió las fronteras de Argentina, su tierra natal.
Nacido en 1938 en la norteña provincia de Salta, integró el legendario conjunto vocal «Los Fronterizos». Se incorporó en 1956 al que sería el grupo «histórico» que en los años 60 fue uno de los más conocidos cuando resurgió la música y las letras de lo que se denomina género folklórico, que junto con el tango, constituyen la identidad cultural argentina en el resto del mundo. Con sus zambas, chacareras y bagualas,
«Los Fronterizos» recorrieron todo el país, y editaron decenas de discos. Su consagración internacional se produjo cuando grabaron la «Misa Criolla» de Ariel Ramìnez, que les permitió una gira por diversos países europeos.
Sus voces y sus novedosos arreglos musicales les permitieron consolidarse como uno de los grupos vocales latinoamericanos más difundidos.
César Isella dejó el conjunto e inició su carrera como solista en 1966. Fue poco después de conocer a otros artistas, como Atahualpa Yupanqui, y a una mendocina que comenzaba a cantar, la «Negra» Mercedes Sosa.
Según el mismo contaba, Isella descubrió que el repertorio que ellos cantaban era diferente a lo que él conocía, tanto melódica como poéticamente. Le agregaban contenido social a una música que hasta entonces sólo era descriptiva.
Formó una dupla histórica con el poeta mendocino Armando Tejada Gómez creando temas como «Canción de lejos», «Triunfo Agrario», «Fuego en Anymaná», o «Resurrección de la Alegría».
Fueron pilares de lo que se llamó «Nuevo Cancionero». En realidad, recreaban el antiguo «cantar opinando», que también se detecta en viejos tangos del siglo pasado como «Cambalache», «Acquaforte» o «Pan».
Pero sin dudas el tema más conocido con letra y música de estos autores, es «Canción con todos», un mensaje por la unidad de los pueblos, donde el poema de Tejada encontró en la música de Isella los acordes que lo convirtieron en un legado para las siguientes generaciones. La Unesco lo declaró himno latinoamericano.
«Canta conmigo canta, hermano americano, libera tu esperanza con un grito en la voz».-
Cuando llegó la dictadura cívico-militar en 1976, Isella tuvo que marchar al exilio, como Mercedes Sosa, Horacio Guarany y miles de argentinos del mundo de la cultura, profesores, periodistas, sindicalistas o estudiantes.
Años más tarde, a su regreso al país, continuó su trayectoria, reconocido como uno de los mejores intérpretes y compositores. Tras un año con problemas cardíacos graves.
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