PASANDO REVISTA
Por Rafael Polanco
El Ministerio Público es una Institución con funciones autónomas, que promueve la persecución penal y dirige la investigación de los delitos de acción pública; además velar por el estricto cumplimiento de las leyes.
Como órgano independiente, con autonomía funcional y financiera, el Ministerio Público está llamado a operar con un mínimo de limitaciones en lo operativo y en lo administrativo para promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad de los intereses generales.
A la Procuraduría General y las Fiscalías se les atribuye, dentro de un Estado de Derecho Democrático, la representación de los intereses de la sociedad y tiene la responsabilidad de dirigir la investigación y para hacer más eficiente su labor, se crearon subdivisiones conforme al área geográfica.
Sin embargo, el ciudadano que tiene la necesidad de acudir a un recinto donde funciona una Fiscalía, por lo general pasa las mil y una, pues en algunos casos parecen mercados, donde se aglomera la gente y en donde se hacen negocios extraños que reflejan niveles de podredumbres.
Además, casi todo el que llega a estos lugares se siente con el derecho de pasar por encima de los presentes para ser atendido primero y reclama que se le dé solución a su caso, aunque se vulneren reglas o derechos.
En estos recintos gran parte del personal labora en medio de muchas precariedades, como son equipos deficientes, falta de papel hasta para emitir un acto, por lo general no cuentan con vehículos para cumplir sus tareas ordinarias cuando implica desplazamiento, ni siquiera un motor con un mensajero para enviar una citación o cualquier otro documento.
A los fiscales y sus dependientes se les exige mucho, se les critica mucho, pero pocos se detienen a observar las precariedades con las que ejercen sus funciones, aunque tampoco debemos ignorar que los hay que trabajan con deficiencia por falta de capacidad, de autoridad u otras razones.
Ahora que se respiran nuevos aires en la Procuraduría General, encabezada por una funcionaria que ha transitado por todo el escalafón de la justicia, desde jueza de paz, de primera instancia hasta llegar a la Suprema Corte de Justicia, como la magistrada Miriam Germán Brito, ha de esperarse que muchas cosas malas comiencen a desaparecer, poco a poco, pero con la firme decisión de hacer cambiar el actual estado de cosa.
La Procuradora Germán Brito cuenta con un equipo de Procuradores Adjuntos con capacidad demostrada, con decisión, honorabilidad y de los que se espera mucho para variar la ruta de malas acciones que los ciudadanos aspiran a que sean cosas del pasado.
La incorporación de profesionales de amplia experiencia al equipo de trabajo de la magistrada que encabeza el Ministerio Público, aún sea como asesores, habla bien del interés de la funcionaria de que todo funcione de forma correcta.
Invito a la magistrada Germán Brito y a su equipo a realizar visitas no anunciadas a las Fiscalías para observar las escenas que encontrarán en cada una de ellas, a conversar con sus titulares y sus subalternos, para conocer en el terreno las necesidades y precariedades con que se desenvuelven y a buscar soluciones inmediatas, conforme a las posibilidades.
Sin dudas que el Ministerio Público a lo largo de su existencia ha transitado rutas de luces y sombras. Los ciudadanos aspiran a que, a partir de ahora salga a flote la transparencia y que resplandezca la justicia en el firmamento dominicano.
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