Desde mucho antes de que se concretara el fraude en las primarias abiertas del Partido de la Liberación Dominicana el pasado octubre la línea del PLD y el Gobierno ha sido minimizar la figura de Leonel Fernández sobre la base, primero, de que era «minoría» en la formación oficialista, y luego, de que su salida del peledeísmo no representaba nada.
En función de esa última premisa falsa han elaborado toda una estrategia tendente a ignorar al expresidente de la República cuando se habla de la oposición, la cual circunscriben, única y exclusivamente, a Luis Abinader como candidato del Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Su discurso se encamina en la dirección de establecer como una verdad el supuesto efecto neutro de la salida de Leonel y de que su nueva formación política carece de peso electoral en las actuales circunstancias, para lo cual se han agenciado a adivinos de las Ciencias Políticas para elaborar una hipótesis que presentan como tesis.
Sin embargo, la realidad, como en el cine, supera la ficción, lo cual en este caso significa que el discurso soterrado de la cúpula peledeísta es una cosa, y la práctica dice otra muy distinta.
En tal sentido, mientras los voceros oficiosos del PLD—llamados de un tiempo a esta parte como «bocinas»—pregonan en los medios la supuesta reducción de Leonel, sus mandantes atizan por lo bajo el fuego de la presión para que el Tribunal Constitucional evacúe una sentencia que excluya al ex jefe del Estado de la contienda electoral de mayo venidero, sobre la base de que se le aplica el adefesio contenido en el artículo 49.4 de la Ley de Partidos, la cual ha sido, sistemáticamente, descuartizada por el propio TC.
¿En qué quedamos, Leonel es un muerto político o se le debe inhabilitar? Creo que deben acabar de ponerse de acuerdo. O Juana o su hermana, pero no ambas.
Estamos en presencia de un doble estándar que define la nebulosa en la cual se desenvuelve el PLD tras la salida de Leonel que puede significar el clavo final en el ataúd de la formación morada como partido de Gobierno.
A eso apunta el escenario nacional si asumimos que desde junio de 2019 no ha habido un respiro para un partido que se acostumbró al dominio del escenario nacional y a ser, en cierto modo, el epicentro del debate poniendo los temas a su conveniencia o manipulándolos a su antojo.
El fraude en las primarias marcó la ruta crítica del PLD y desde entonces entró en la etapa irreversible de un avión en problemas que enfila la nariz hacia abajo, momento en el cual ningún piloto puede evitar su caída.
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