Por Valentín Pérez
Hace poco más de 6 meses ha surgido en nuestro país básicamente en las zonas urbanas y suburbanas un movimiento social que sus principales promotores han denominados popis.
¿Quiénes son?
Jóvenes–adolescentes nacidos y educados en el seno de familias acomodadas. En algunos casos se confunde el término entre quienes visten costosas vestimentas, conducen lujosos autos y frecuentan lugares de alcurnia.
Estos no necesariamente son popis, sino más bien wawawa enganchados. Estos últimos son en cambio aquellos jóvenes provenientes de barrios marginados que aunque se ufanan de poseer cosas materiales no son distinguidos en esos escenarios, eso viene dado por abolengo, no necesita presentación su manera de conducirse, actuar y pensar habla por sí solos.
Los popis siempre han existido, son aquellos jóvenes con ideas progresistas que a lo largo de la historia han propugnado grandes transformaciones sociales y han sido la chispa inspiradora en la libración de pueblos y naciones.
Juan Pablo Duarte fue uno de ellos, un joven de familia acomodada y pensamiento liberal que en unos de sus viajes a Francia ideó una sociedad parecida a ese país del viejo continente, donde todos pudieran vivir libremente, y soñar con una nación soberana de toda autoridad extranjera.
Si revisamos la historia reciente y no tan reciente, nos daremos cuenta que las grandes trasformaciones y alzamientos sociales han sido promovidos por hombres y mujeres de familias acomodadas.
Los wawawa no tienen tiempo para pensar en revoluciones, más bien andan preocupados por el trajín del día a día y de cómo resistir la embestida de sus realidades.
Duarte puso en marcha un movimiento social clandestino denominado la trinitaria, que inicialmente contó con un puñado de hombres y mujeres que culminó con la independencia de toda una nación.
Si Duarte no hubiese sido un joven de familia acomodada quizás no hubiese sido uno de los padres de la patria dominicana. Fue un pensador, teórico, munífico que contaba con la formación académica y los recursos económicos, no más así con la gallardía de batirse con quien fuese en el terreno que el otro dijese.
Otro caso local es el de las Hermanas Mirabal, también fueron popis, parte de su penetración e influencia social se debió al estilo de vida que llevaron. Mujeres ilustradas con acceso a estudios superiores, cuando para esa época acceder en el país a las casas de altos estudios significaba ser parte de una élite innegable.
Un poco más allá, Simón Bolívar, hijo de terratenientes, quedó huérfano a los 4 años y en el lecho de muerte, su madre dividió la herencia familiar dejando una gran fortuna al infante que más tarde utilizó para liberar todos los pueblos e idealizó una confederación de naciones que denominó la gran Colombia.
De igual modo, La Revolución Francesa, fue un alzamiento de la burguesía, sus principales figuras Maximilien de Robespierre, Voltaire, Jacques Necker, Joseph Ignace Guillotin, todos opulentos. Los demás se ocuparon de saquear, quemar y destruir el palacio de Marsella, residencia de Luis XVI y su esposa María Antonieta.
Fueron estos hombres quienes propugnaron por una sociedad más equitativa, que tuvo como resultado la declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional constituyente francesa el 26 de agosto de 1789.
En resumen, las manifestaciones promovidas por jóvenes acomodados en república dominicana luego de la suspensión de las elecciones municipales el pasado 16 de febrero, deben ser motivo de preocupación para las autoridades de turno, no poner asunto a una clase social instruida que clama cambios en las estructuras de poder puede llegar a convertirse en un hecho de transcendía inimaginable.
Sí, ha sido ese segmento social que ha removido los cimientos mismos de las sociedades en decadencia producto de la falta de confianza, desigualdad social, aumento vertiginoso de la inseguridad, y una corrupción desmedida que permea todos los sectores de poder.
Ese segmento social debe ser tomados en cuenta y estudiados en su justa dimensión, porque de seguir las cosas por el derrotero que lleva podría esta sociedad estar encaminándose a aquello que en Asia se conoció como la primavera árabe, que arrasó con decenas de presidentes de distintos países e inmortalizó a Mohamed Bouaziz, creando un referente global de movilizaciones sociales juveniles.
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