A Pleno Sol
Los partidos políticos dominicanos tienen que adecuarse a los nuevos tiempos. Es necesario que hagan renovación interna y reactiven sus intenciones en la lucha por el poder. Con carpetas amarillentas por uso prolongado, son grupos del siglo 20 que desean accionar de cara al 2024.
Es vital que todos los partidos políticos hagan renovación de sus cuadros direccionales. Hay mujeres y hombres enquistados por años y años en los cuadros de mando de los principales partidos, y es hora de que dejen espacio a las nuevas generaciones.
Pero los militantes que buscan reconocimiento deben tener el espíritu de lucha y sobre todo ideas nuevas. Todos los jóvenes, en su absoluta gran mayoría, siempre están bajo la sombra de un viejo roble. Es llegar por el dedo en la cuota de un tradicional.
Con las elecciones pasadas hay una lección de que los partidos políticos tienen hojas que deben ser arrancadas. Hay que meter ideas nuevas, si quieren subsistir. Los sectores políticos nacen y si no presentan una renovación permanente, están condenados a perecer.
Las divisiones que se dan en esos grupos políticos no son por variantes generacionales, sino en las riberas de la sorda lucha por tener el poder. Todo sigue igual, no importa quien gane. En los partidos dominicanos hay una ausencia total de ideología y de principios. Nada de nada.
Por eso es necesaria la renovación. Que los viejos dirigentes asuman el puesto de asesores, de maestros, de mentores, pero que dejen el día a día a las nuevas generaciones. El desplazamiento de mandos no es sencillo. Los engarfiados en el mando luchan a muerte para que no los despeguen.
El partido político es el único instrumento para luchar por la toma del poder. Hay posiciones de la mal llamada sociedad civil de que los grupos partidistas no sirven y tienen que ser desplazados. Esa sociedad civil no tiene la fuerza ni el valor para presentar directamente a la comunidad sus ideas.
Por el contrario, actúa impulsando a sus miembros que pasan a ser personas de primera magnitud en los gobierno y las instituciones. Sin hacer el trabajo, son los más beneficiados. Toca a los dirigentes políticos establecer los límites.
Los próximos tres años son vitales para las renovaciones, con miras al torneo electoral del 2024.La mayoría de la juventud luce divorciada de la política, y cuando le hace un guiño es por la promesa de una prebenda o de un empleo. Para que subsista la democracia, los partidos se tienen que renovar. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
manuel25f@yahoo.com
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