Por Rafael Polanco
Pasando revista
Consumado el ascenso al poder del licenciado Luis Rodolfo Abinader Corona y de la empresaria Raquel Peña Rodríguez, aspiramos a comenzar a ver la materialización del cambio prometido en la campaña electoral pasada.
De los nuevos mandatarios se afirma que son profesionales organizados, metódicos, capaces y se les reconocen dotes morales que mucha falta hacen en la conducción del Estado y sus instituciones.
La gestión de gobierno recién iniciada encuentra de frente grandes desafíos, como son frenar la endemoniada pandemia que mata y enferma diariamente a miles de dominicanos, producir el despegue de la descalabra economía y el rescate de la confianza de la población en sus funcionarios públicos.
También se aspira a que el gobierno enfrente la corrupción rampante que, ha permitido el enriquecimiento de mucha gente sinvergüenza e indolente, que estuvo demasiado tiempo dirigiendo la cosa pública. No se quiere una cacería de brujas, pero sí que se persiga, encarcele y se les incauto el dinero robado al erario, sin actuar en base a corruptos preferidos.
Soy de los que aspira a recibir la noticia de que el nuevo presidente dejó sin efecto el maldito toque de queda, que de nada ha servido, más que para provocar claustrofobia, problemas síquicos, apresamiento y encierro de ciudadanos que al salir del trabajo se les hace tarde para llegar a la casa, en un afán más fiscalista que de prevención, pues los retenidos tienen que pagar para ser liberados.
En su despedida, el presidente Danilo Medina Sánchez y sus funcionarios, insistieron en seguir aplicando la misma receta que en vez de frenar los contagios y las muertes, provocaron su aumento, pues de lo que se trataba era más de hacer negocios que de evitar la expansión del virus.
Llegué a pensar que la intención era dejar los hospitales y clínicas llenos de pacientes, como están ahora, afectados de covid-19, con un ministro de Salud que más que médico, parecía un contador, porque lo único que sabía y hacía era contar enfermos y difuntos.
Aspiro a que el nuevo jefe del Estado no insista en violar los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el libre tránsito y la libertad, con un toque de queda que de nada ha servido para frenar los contagios y los decesos, porque no se veía tomar medidas con ese propósito.
Como parte del cambio esperado, observé con entusiasmo cómo el nuevo director del Servicio Nacional de Salud, días antes de tomar posesión, ya estaba visitando los barrios para iniciar jornadas educativas para crear conciencia en la población de que la pandemia no es un problema sólo del gobierno y sus funcionarios, sino de todos los ciudadanos.
Presencié en los medios de comunicación al doctor Mario Lama y al periodista Luís José Chávez encabezar en el sector Loma del Chivo, en el Distrito Nacional, un encuentro con comunitarios con esos fines. Creo, sin temor a equivocarme, que ese es el camino, no imponer la fuerza de las botas y las macanas para que la gente entienda que el coronavirus es un problema de todos.
Hay que involucrar a los ciudadanos, a través de las instituciones comunitarias, juntas de vecinos y de manera individual en la solución de esta desgracia que nos afecta, no es posible que cada día estén muriendo decenas de dominicanos y que miles se estén contagiando, sin que se observen medidas para frenar eso.
Espero que el presidente Abinader Corona, su ministro de salud, Plutarco Arias, el doctor Lama y todo el gobierno esté consciente de que no fueron elegidos y posesionados para contar enfermos y fallecidos, sino para tomar medidas que permitan superar gradualmente la problemática sanitaria y de la economía.
Soy de lo que cree que por las buenas las cosas marchan mejor, que es muy probable que los ciudadanos actuarán con mayor conciencia cuando no estén bajo la presión de que se acerca la hora del inicio del toque de queda y si no me da tiempo a llegar a la casa, porque le agarró un tapón, corre el riesgo de amanecer preso, porque los militares y policías, cumpliendo órdenes superiores, le detienen sin entender razones.
Otro motivo de encarcelamiento es el no uso de mascarillas, unos porque no tienen conciencia de la necesidad de usarlas para evitar contagiarse y otros porque carecen de recursos para adquirirlas, pues no podemos ignorar que aquí hay gente que se acuesta sin probar un bocado, porque no tienen ni con qué comer, no nos hagamos los chivos locos, pues es bien sabido que eso es así.
En este país se invirtieron muchos millones en comprar mascarillas, como parte del negocio de quienes dirigían el Estado. ¿Dónde están, qué hicieron con ellas, por qué no proceder a distribuirlas en la población carenciada?.
En cuanto al despegue de la economía, el presidente Abinader Corona ha dicho que tiene acciones concretas en carpeta para comenzar a aplicar de inmediato, ya está montado en la silla de mando, que comience a ejecutar sus planes, porque de que la gente quiere ver el cambio, de eso no hay dudas.
Estamos en espera de ver comenzar a hacerse realidad el cambio prometido.
(El autor es periodista y politólogo residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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