A Pleno Sol
En las puertas de la desesperación y la muerte se necesita la solidaridad, el calor humano, la mano amiga. Hoy, en medio de la pandemia, todos los dominicanos deben dar muestras de la mayor hermandad. Todos estamos siendo observados por la guadaña.
El corona-virus no tiene diferencias sociales, económicas, políticas, ni de color de piel. Todos pueden enfermar. La prevención y la disciplina es la única forma de lograr escapar de la pandemia. Si cada cual pone de su parte, mascarillas, guantes y evitar la socialización, se podrá vencer a este agente de exterminio.
Una parte de los dominicanos son díscolos, irresponsables, y no siguen directrices de los equipos médicos. Ellos son las primeras víctimas, los que propagan la epidemia, los que tienen más posibilidades de enfermar. Es hora de que a los desaprensivos se les llame a la razón.
Particularmente era (y soy) partidario de la cuarentena, sin llegar a perjudicar a estamentos sociales al borde de la crisis económica. O sea, había que mantener el toque de queda en un horario de doce horas partiendo desde las ocho de la noche.
La cuarentena médica en ningún momento ha sido levantada y hoy debe ser más estricta que nunca. Las medidas de emergencia responden a consideraciones políticas y económicas, y ya era imposible mantenerlas vistos esos dos factores. Se abre las puertas a que se sigan profundizando esas dos crisis.
Estamos ante una amplia crisis de salud y una economía que se tambalea. La simple apertura de negocios no significa que habrá soluciones milagrosas de un repunte económico. Por el contrario, se oficializaran los despidos masivos, y pujantes comercios e industrias van a arrancar desde cero.
A pesar de los desaprensivos que se socializan de modo alocado y abusivo, todavía la ciudad luce desierta después de las ocho de la noche. Tendrá irremediablemente que abrir puertas a todos los servicios, con las restricciones que mandan los médicos.
Los dominicanos tienen que dar ejemplo de solidaridad y hermandad, en este momento de penumbra. La vida se impondrá si prevalece la disciplina. Con esfuerzos volverá la normalidad personal y la titánica tarea de sacar al país adelante. ¡Ay!, se me acabo la tinta.
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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