Reza un proverbio que la cultura es la memoria de los pueblos, la forma de vivir y de actuar, la conciencia colectiva de continuidad. Si pensamos en la lastimosa situación que sufre el Monumento Natural Cuevas de Borbón o del Pomier, fruto de la industria minera que desde hace décadas ha presentado importantes daños al medio ambiente y la salud de la población residente en la San Cristóbal, indudablemente, es necesario abrazar este aforismo.
¿Será que existe apatía en las instituciones para frenar la explotación industrial en esta Reserva Antropológica?. A todas luces es visible la estela del enorme crimen medio ambiental. Refleja cómo ha actuado la malquerencia humana en este santuario de riquezas culturales y prehistóricas. Así como, funestas consecuencias a la salud animal, vegetal y de las personas.
La provincia San Cristóbal, de enorme importancia para nuestro país; gestora de desarrollo económico, poseedora de tesoros naturales y arquitectónicos, prehistóricos, que la visibilizan en todo el mundo. Su templo parroquial Nuestra Señora de la Consolación, denominado la Capilla Sixtina del Caribe, obra que inspiró la creación de Murales de los Derechos Humanos, ubicado en New York, es otro ejemplo de lo indicado.
Es una localidad con infraestructuras hábiles que datan también de siglos pasados, dedicadas al desarrollo educativo y económico de la nación. Cuna de las primeras sublevaciones aborígenes y de africanos en América, de la Constitución dominicana de 1844 e industrialización azucarera: la mayor cantidad de ingenios; industrias del vidrio…, hoy posee el principal puerto marítimo de importación y exportación, y ejecuta un plan de desarrollo integral.
Sin embargo, no ha dejado de languidecer ante los crímenes ambientales. Hace décadas que sufre, cual huérfana, los embates de la perversidad, violencia y menoscabo de derechos fundamentales. Mientras el régimen de consecuencia sigue siendo leve, con acciones blandas y niveles de permisibilidad.
Esta imperante devastación medioambiental que consista la atención de toda la sociedad dominicana, llevó este domingo 24 de febrero a más de un centenar de periodistas a visitar las Cuevas del Pomier, y realizar periplos por la provincia San Cristóbal, uniendo sus voces a quienes claman por la salvaguarda y conservación del entorno natural, de los vestigios prehistóricos.
El encuentro representa una franca demostración del compromiso profesional, personal, de ejercicio ético, porque, !la ética no ha muerto!. Ella como disciplina que cultiva la moral y el comportamiento humano, siempre nos guía hacia qué es bueno, y nos indica cómo actuar. Sus principios llevan a los seres humanos a alcanzar la felicidad. Pero, los crímenes al medio ambiente, cometidos por la industria minera, nos alejan de ese bienestar, nos conducen de forma directa a la muerte.
La República Dominicana, un país bendecido, rico en agua dulce, bañado por mar y océano; llena de verdor por doquier, con una flora y fauna extremadamente abundante. 48,442 kilómetros cuadrados de terreno fértil; piedras preciosa como el Ámbar y Larimar, y su más reciente riqueza, el descubrimiento de tierras raras, tal cual Sudáfrica, Tanzania, Malawi, Angola, Mozambique, Namibia, Burundi y Kenia, donde como es sabido, no todo es color de rosa.
En África hay niveles importantes de explotación laboral infantil; largas jornadas laborales, de 10 y 12 horas diarias; difíciles, que se suman a otra problemáticas sociales; duras condiciones de trabajo con hincapié en la extracción de cobalto, uno de los metales con los que hacen teléfonos móviles. Caso el Cinturón de Cobre de la República Democrática del Congo. Por eso, !debemos mirarnos ese espejo!.
«A pesar de su gran potencial de riqueza, el país africano es uno de los más pobres del mundo y uno de los lugares del planeta donde la explotación laboral infantil es más común». Como se expresa, la riqueza natural no es proporcional al bienestar de la población. Pongamos importante interés en preservar, conservar, salvaguardar, las Ruinas del Pomier.
La extracción de elementos químicos de la tierra trae como consecuencia riesgos ambientales, económicos, sociales y geopolíticos. Efectos nocivos a la salud, tras la inhalación del polvo tóxico que surge de la trituración de mineral, y que puede causar enfermedades pulmonares mortales, como se ha identificado en San Cristóbal, desde hace décadas. Casos similares han sido denunciados por residentes en localidades cercanas a las Cuevas del Pomier.
Ante esto, como indica el artículo 67 de la Constitución, los poderes públicos deben prevenir y controlar factores de deterioro ambiental e imponer sanciones legales y responsabilidad objetiva por daños causados al medio ambiente, a los recursos naturales. Importantes razones para frenar la explotación minera en el Monumento Natural Cuevas del Pomier, proteger adicionalmente, a la variada especie animal y vegetal de la zona, los acuíferos de este centro de valor científico y cultural.
!Basta ya, qué no perezca el arte rupestre presente en las Ruinas del Pomier! Protejamos ahora su conservación con todos nuestros esfuerzos. Ellas como patrimonio cultural tangible garantizan abastecimiento, vida, bienestar, felicidad.
Es hora de poner fin a estos delitos, «el patrimonio cultural de la nación, material e inmaterial, está bajo la salvaguarda del Estado que debe garantizar su protección, conservación, restauración y puesta en valor…».
Hasta la próxima entrega.
santosemili@gmail.com
La autora es educadora, periodista, abogada y locutora residente en Santo Domingo, República Dominicana).